Haciendo Magisterio

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martes, 24 de enero de 2017


GALLINAZO DE CRISTINA PLANAS
REPRESENTA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

 Heli Ocaña Alejo

Nadie que se precie soldado de la ética puede dejar de reconocer el talento creativo e innovador de Cristina Planas, quién con profunda convicción y valentía concretó un proyecto que golpea las neuronas de la corrupción que carcome las venas de la sociedad peruana.
El Gallinazo, arte que representa al ave recicladora, se alojó en la biblioteca nacional del Perú. Para mi gusto y en aras de limpieza pública debe posarse en todos los ministerios del estado y el poder judicial, y llegar a todos los rincones del país, en combate sin tregua contra los autores de la crisis moral.
Es innegable la crisis de valores que hoy sacude a la nación, sus autores son ciudadanos de "primera clase". Muchos hechos más saltan a la vista, ahí está la minería ilegal, el narcotráfico, el contrabando, el negociado, el uso y abuso de los programas del estado, universidades de lucro, facturación de servicios pésimos, entre otros. Justamente en medio de ese descalabro, apareció Cristina con su arte que regenera y da esperanza.
Ese “pajarraco”, como me dijo despectivamente una alta autoridad del estado, incómodo por que fue instalado en la fachada principal de la Gran Biblioteca Pública de Lima, es una creación artística del espíritu indoblegable de Cristina. La primera vez fue instalada, en la copa de las palmeras secas de los Pantanos de Villa, al iniciar la COP20 realizado el 2014 en nuestra ciudad. Su objetivo fue visibilizar la crisis ambiental y sensibilizar a las autoridades del tremendo daño que se viene haciendo al planeta.
El 2016 fue instalado en la Biblioteca Nacional del Perú, con ocasión de sus 195 año de fundación. Como tal, ha ocupado espacios de muchos medios de comunicación y redes sociales, porque su objetivo fue golpear las conciencias de quienes creen que es lícito convivir con la corrupción. Es que el gallinazo también ha sido concebido para combatir la contaminación moral y la corrupción, sumándose a la fuerza y razón de quienes apuestan por la verdad y la justicia.
Sabemos que la corrupción es variopinta, por ejemplo, cuando un ciudadano reclama la facturación indebida por consumo de agua, luz o telefonía, la empresa obliga al usuario que primero cumpla con el pago. Esa apropiación anticipada del dinero del cliente, es avalada por las normas del Estado, y no son equitativas con la cobranza que debe hacer el Estado a las empresas privadas por las millonarias deudas que nos tienen a todos los peruanos. Lamentablemente esa acción, es asolapada por la administración de justicia y las autoridades.
Lo anterior no es nada frente a la infiltración del narcotráfico a la vida política del país a través de algunas organizaciones políticas que no han sabido deslindar con la corrupción, la dictadura, el abuso de derechos humanos y el autoritarismo. Esa conducta palaciega nos demuestra que si llegan al poder, serán los que protejan ese cáncer que deteriora la moral del país. Por tanto, cerrarles paso a esas corrientes es una acción de dignidad y patriotismo, y es rol de quienes se construyen con ética y moralidad.
El gallinazo, como parte de su acción por la limpieza ambiental, también busca fortalecer la "democracia" diciendo alto al "autoritarismo". Sabemos que,en democracia, la creatividad encuentra terreno fértil para su desarrollo. Exige también coherencia a los actores políticos para unir la palabra con la acción. Por tales razones, es lícito y obligación ética apoyar la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, la evasión de impuestos, la violencia, la extorsión y la manipulación.
No escatimo, la presión social consciente puede arrinconar a la corrupción; pero dicho propósito no será logrado fácilmente sin una buena educación que combata el analfabetismo funcional e informacional. Un ciudadano culto rechaza la manipulación de los medios y poderes fácticos. El gallinazo de Cristina está al lado de los que pregonan probidad y ética.
Cristina, a través de su arte, exige coherencia a los líderes. Hace entender que las buenas prácticas no es asunto de gabinete, sino, sobre todo es responsabilidad ciudadana. La justicia siempre será posible solo si tenemos jueces probos.
Un buen trabajo de arte nunca esconde su intencionalidad, corresponde a los ciudadanos usarla con pertinencia y oportunidad. El Gallinazo de Planas cumple ese objetivo.
Rememorando el último proceso electoral, recuerdo la frase desafortunada de Hernando de Soto, "está casi seguro que todos los partidos políticos están infiltrados por el narcotráfico". Es decir, mostró una actitud complaciente con los hechos delictivos. Razón suficiente para reafirmar que “algunos partidos políticos” son condescendientes con la criminalidad.
El gallinazo de Cristina, luego de haber estado alojado por varios meses en la fachada principal de la Gran Biblioteca Pública de Lima, decidió partir. Tomará vuelo, y volverá a ver no solo un poder judicial incapaz de administrar justicia, sino, todo un escenario nacional teñido de corrupción que viene no solo de los 90, sino a lo largo de nuestra historia. 
En este nuevo vuelo, el gallinazo verá luces y sombras. Verá como unos sinvergüenzas tienen la habilidad para esconderse y otros serán incapaces de seguir escondiendo la verdad. 
Finalmente, la BNP fue un punto importante para que Cristina Planas instale el gallinazo frente al poder judicial acompañado de un San Francisco de Olano, ambos exigiendo la pronta regeneración de la conciencia de los jueces y fiscales. Además se convirtió en el símbolo de la modestia y la laboriosidad. 
La obra de arte no generó costó alguno a la BNP como pregonaron los malagüeros; pero marcó un hito importante en nuestra historia, porque gracias a la actitud valiente del Dr Ramón Mujíca, Ex Director de la BNP, se denunció el robo de libros que puso en riesgo el patrimonio bibliográfico nacional. Es más, se desarticuló una cadena de ilícitos que no deben volver a ocurrir en la primera casa de la cultura nacional. 
Con su obra de arte, Cristina Planas nos enseña enfrentar la corrupción, desenmascarando a los promotores de "Roba, pero hace obras", "Nosotros matamos menos", "Todos estamos infiltrados de narcos" o a la hipócrita frase de “malditas ratas”.
Sabemos que la corrupción es cada vez más sutil; pero igual se identifica. Es tiempo de seguir denunciando a los que se mimetizan con habilidad felina. En lo político, es bueno erradicar el transfuguismo vergonzoso que solo busca ganar y ganar en verdadero acto de avaricia. 
Reitero, vemos como el país está siendo arrasado por la corrupción, sus autores son “personalidades” ligadas a las altas esferas del poder político; ni los medios de comunicación se salvan. Esta realidad nos plantea un gran desafío, volar junto con el gallinazo acompañando el sueño de Cristina en busca de la regeneración moral de nuestra querida patria.
Finalmente, si el gallinazo representa la limpieza y los valores, exige también tener líderes capaces de reinventarse, rectificarse y renunciar el silencio cómplice para construir una nación digna.
De la lección se aprende. No dudo que la crisis tiene salidas. Los gallinazos rondando representan el sueño de un mundo mejor, ¡todos somos gallinazo! ese pajarraco transformador que hace de la muerte una verdadera esperanza de vida.
Buena vibra Cristina, la fuerza viene de nuestra conciencia y los actos honestos son la mejor espada.

Lima, 23/01/2017.

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