Haciendo Magisterio

Haciendo Magisterio

martes, 24 de enero de 2017


GALLINAZO DE CRISTINA PLANAS
REPRESENTA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

 Heli Ocaña Alejo

Nadie que se precie soldado de la ética puede dejar de reconocer el talento creativo e innovador de Cristina Planas, quién con profunda convicción y valentía concretó un proyecto que golpea las neuronas de la corrupción que carcome las venas de la sociedad peruana.
El Gallinazo, arte que representa al ave recicladora, se alojó en la biblioteca nacional del Perú. Para mi gusto y en aras de limpieza pública debe posarse en todos los ministerios del estado y el poder judicial, y llegar a todos los rincones del país, en combate sin tregua contra los autores de la crisis moral.
Es innegable la crisis de valores que hoy sacude a la nación, sus autores son ciudadanos de "primera clase". Muchos hechos más saltan a la vista, ahí está la minería ilegal, el narcotráfico, el contrabando, el negociado, el uso y abuso de los programas del estado, universidades de lucro, facturación de servicios pésimos, entre otros. Justamente en medio de ese descalabro, apareció Cristina con su arte que regenera y da esperanza.
Ese “pajarraco”, como me dijo despectivamente una alta autoridad del estado, incómodo por que fue instalado en la fachada principal de la Gran Biblioteca Pública de Lima, es una creación artística del espíritu indoblegable de Cristina. La primera vez fue instalada, en la copa de las palmeras secas de los Pantanos de Villa, al iniciar la COP20 realizado el 2014 en nuestra ciudad. Su objetivo fue visibilizar la crisis ambiental y sensibilizar a las autoridades del tremendo daño que se viene haciendo al planeta.
El 2016 fue instalado en la Biblioteca Nacional del Perú, con ocasión de sus 195 año de fundación. Como tal, ha ocupado espacios de muchos medios de comunicación y redes sociales, porque su objetivo fue golpear las conciencias de quienes creen que es lícito convivir con la corrupción. Es que el gallinazo también ha sido concebido para combatir la contaminación moral y la corrupción, sumándose a la fuerza y razón de quienes apuestan por la verdad y la justicia.
Sabemos que la corrupción es variopinta, por ejemplo, cuando un ciudadano reclama la facturación indebida por consumo de agua, luz o telefonía, la empresa obliga al usuario que primero cumpla con el pago. Esa apropiación anticipada del dinero del cliente, es avalada por las normas del Estado, y no son equitativas con la cobranza que debe hacer el Estado a las empresas privadas por las millonarias deudas que nos tienen a todos los peruanos. Lamentablemente esa acción, es asolapada por la administración de justicia y las autoridades.
Lo anterior no es nada frente a la infiltración del narcotráfico a la vida política del país a través de algunas organizaciones políticas que no han sabido deslindar con la corrupción, la dictadura, el abuso de derechos humanos y el autoritarismo. Esa conducta palaciega nos demuestra que si llegan al poder, serán los que protejan ese cáncer que deteriora la moral del país. Por tanto, cerrarles paso a esas corrientes es una acción de dignidad y patriotismo, y es rol de quienes se construyen con ética y moralidad.
El gallinazo, como parte de su acción por la limpieza ambiental, también busca fortalecer la "democracia" diciendo alto al "autoritarismo". Sabemos que,en democracia, la creatividad encuentra terreno fértil para su desarrollo. Exige también coherencia a los actores políticos para unir la palabra con la acción. Por tales razones, es lícito y obligación ética apoyar la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, la evasión de impuestos, la violencia, la extorsión y la manipulación.
No escatimo, la presión social consciente puede arrinconar a la corrupción; pero dicho propósito no será logrado fácilmente sin una buena educación que combata el analfabetismo funcional e informacional. Un ciudadano culto rechaza la manipulación de los medios y poderes fácticos. El gallinazo de Cristina está al lado de los que pregonan probidad y ética.
Cristina, a través de su arte, exige coherencia a los líderes. Hace entender que las buenas prácticas no es asunto de gabinete, sino, sobre todo es responsabilidad ciudadana. La justicia siempre será posible solo si tenemos jueces probos.
Un buen trabajo de arte nunca esconde su intencionalidad, corresponde a los ciudadanos usarla con pertinencia y oportunidad. El Gallinazo de Planas cumple ese objetivo.
Rememorando el último proceso electoral, recuerdo la frase desafortunada de Hernando de Soto, "está casi seguro que todos los partidos políticos están infiltrados por el narcotráfico". Es decir, mostró una actitud complaciente con los hechos delictivos. Razón suficiente para reafirmar que “algunos partidos políticos” son condescendientes con la criminalidad.
El gallinazo de Cristina, luego de haber estado alojado por varios meses en la fachada principal de la Gran Biblioteca Pública de Lima, decidió partir. Tomará vuelo, y volverá a ver no solo un poder judicial incapaz de administrar justicia, sino, todo un escenario nacional teñido de corrupción que viene no solo de los 90, sino a lo largo de nuestra historia. 
En este nuevo vuelo, el gallinazo verá luces y sombras. Verá como unos sinvergüenzas tienen la habilidad para esconderse y otros serán incapaces de seguir escondiendo la verdad. 
Finalmente, la BNP fue un punto importante para que Cristina Planas instale el gallinazo frente al poder judicial acompañado de un San Francisco de Olano, ambos exigiendo la pronta regeneración de la conciencia de los jueces y fiscales. Además se convirtió en el símbolo de la modestia y la laboriosidad. 
La obra de arte no generó costó alguno a la BNP como pregonaron los malagüeros; pero marcó un hito importante en nuestra historia, porque gracias a la actitud valiente del Dr Ramón Mujíca, Ex Director de la BNP, se denunció el robo de libros que puso en riesgo el patrimonio bibliográfico nacional. Es más, se desarticuló una cadena de ilícitos que no deben volver a ocurrir en la primera casa de la cultura nacional. 
Con su obra de arte, Cristina Planas nos enseña enfrentar la corrupción, desenmascarando a los promotores de "Roba, pero hace obras", "Nosotros matamos menos", "Todos estamos infiltrados de narcos" o a la hipócrita frase de “malditas ratas”.
Sabemos que la corrupción es cada vez más sutil; pero igual se identifica. Es tiempo de seguir denunciando a los que se mimetizan con habilidad felina. En lo político, es bueno erradicar el transfuguismo vergonzoso que solo busca ganar y ganar en verdadero acto de avaricia. 
Reitero, vemos como el país está siendo arrasado por la corrupción, sus autores son “personalidades” ligadas a las altas esferas del poder político; ni los medios de comunicación se salvan. Esta realidad nos plantea un gran desafío, volar junto con el gallinazo acompañando el sueño de Cristina en busca de la regeneración moral de nuestra querida patria.
Finalmente, si el gallinazo representa la limpieza y los valores, exige también tener líderes capaces de reinventarse, rectificarse y renunciar el silencio cómplice para construir una nación digna.
De la lección se aprende. No dudo que la crisis tiene salidas. Los gallinazos rondando representan el sueño de un mundo mejor, ¡todos somos gallinazo! ese pajarraco transformador que hace de la muerte una verdadera esperanza de vida.
Buena vibra Cristina, la fuerza viene de nuestra conciencia y los actos honestos son la mejor espada.

Lima, 23/01/2017.

lunes, 23 de enero de 2017

PUEBLOS DE CONCHUCOS 
EXIGEN ASFALTADO DE CARRETERA.

El pasado 02 de julio del 2015, los pueblos del Callejón de Conchucos, principalmente de Pomabamba, se movilizaron por las calles céntricas de la ciudad de Lima exigiendo al gobierno central la inmediata atención a su demanda postergada por años: El asfaltado de la carretera.

Sabemos que en épocas electorales se ofrecen grandes obras y los electores presos de ver hecho realidad sus aspiraciones depositan su voluntad y sus votos al mejor "candidato". Así ha ocurrido en los sucesivos procesos electorales. Es decir, el pueblo no pierde su esperanza, aunque la espera genera impaciencia y desacredita a los gobernantes.
Los pueblos del callejón de conchucos merecen atención a sus diferentes demandas. En lo que respecta a carreteras, muchos de sus tramos se mantienen como en la década de los 60, cual trochas en recién construcción. El estado calamitoso de las vías a causado accidentes y cientos de muertos. Esta realidad es inaceptable, sobre todo por estar en una región rica en minería, Antamina está en Ancash.
El Callejón de Conchucos, geográficamente no se parece al Huaylas; tiene muchas cuencas y microcuencas que le hacen bello, variado y productivo, con microclimas que le permiten tener una variedad de fauna y flora; ese paisaje se erige desde la zona yunga hasta los picos más elevados de la coordillera blanca como el Huascarán o Jancapampa, siendo una reserva natural incomparable que necesita ser puesto en valor. 
Las aguas que bajan de la cordillera Blanca y de las hermosas lagunas y humedales, forman hermosos riachuelos. Sus cientos de comunidades locales y majestuosidad de su geografía es propicia para el turismo vivencial, de aventura y también cultural. Es inigualable los ríos Puchca y Yanamayo, su curso es propicio para el canotaje. Ambos ríos desembocan al marañón, el más caudaloso de los Andes que puede ser oferta para el deporte de alto riesgo y full adrenalina. Lamentablemente, aún no tenemos infraestructura ni empresa promotora para tales objetivos. Es hora de ofertar una nueva ruta del turismo, desde los conchucos, hasta el alpinismo es más factible y seguro.

La Sub región Cochucos está integrado por las provincias de Antonio Raimondi, Huari, San Luis, Asunción, Parte de Yungay, Mariscal Luzuriaga, Pomabamba, Sihuas, Corongo y Pallasca. Es decir, la mitad de las provincias de la región están asentadas en su territorio. No es poca cosa.
Si nos remontamos a la historia, esta parte de Ancash tiene una población con un rico pasado cultural. Contamos con muchos vestigios que nos muestran su pasado histórico relevante. El quechua, como un idioma que no fue extirpada como en otras regiones, ayuda a comunicarnos entrañablemente y con mucha autoestima, del cual nos sentimos orgullosos.

Estar en los pueblos del callejón de conchucos es entrar en convivencia con la naturaleza y la historia. No es para menos, tenemos a la cultura Chavín y al Yayno como cunas imborrables de una civilización gloriosa; por tales razones, es imposible entender la postergación al que ha sido sometido hasta nuestros tiempos. Clara afrenta a nuestra historia. Por eso, la movilización de sus hijos fue justo, y todo lo que venga es preciso en pos de ser incluido. La atención de las autoridades regionales y nacionales deben ser proactivas y oportunas.
Me informo que el Presidente de la República estará mañana 13 de julio del 2015 en la provincia de Sihuas, poniendo una segunda piedra para construir el puente Santo Cristo que atraviesa el rio Marañón uniendo los pueblos de la provincia de Sihuas y Pataz. Es decir, unirá Ancash con la región de La Libertad. El primer proyecto para construir el puente empezó en el gobierno de García y cuando llegó el invierno y la crecida del Marañón en mes de marzo, se llevó la obra, sin dejar ninguna huella. Muchos proyectos han tenido la misma suerte a lo largo de nuestra historia.
Esperemos que el presidente Ollanta Humala, honrando su palabra, anuncie la construcción del asfaltado de la carretera para unir a los pueblos de los conchucos. Le queda un año de gobierno y es justo reivindicar a los pueblos. Aún los conchucanos abrigamos esperanza.
Participar de la movilización de los pueblos fue muy grato y un acto de responsabilidad. Fui entrevistado por Radio Exitosa y más tarde hicieron los dirigentes por panamericana televisión, para hacer conocer nuestras demandas. Solo así nos hacemos escuchar en las esferas más altas del gobierno. Encuentro razón al dicho, "pueblo que no lucha está condenado al atraso", la presión social siempre será necesario.
La movilización unió a muchos ciudadanos y autoridades. Estuvo presente una gran artista: Marita Meza, ella es maestra y cultor de la música andina. Felicitaciones por involucrarse, representando no solo a las huarinas. Tenemos que valorar a nuestros artistas que se suman a la demanda de los pueblos. El Jilguero del Huascarán es un ejemplo. 
Ojalá pronto haya más unidad de todos nuestros representantes, no solo del arte para lograr visibilizar nuestros problemas en pos de lograr nuestra meta, y ser batería del crecimiento y desarrollo.

Conchucos no puede esperar, una carretera asfaltada es un vertebrador del desarrollo.
L: 12/07/2015.

CÉSAR RAMOS, SU SENTIDA PARTIDA 

Pablo Heli Ocaña Alejo
Director Técnico del SNB
22 enero 2017
Iba llegando el atardecer del 22 de enero del 2017, y me entero de la partida de César Ramos,  "... pérdida tan profunda para la cultura andina: a partido uno de sus poquísimos intérpretes" nos dice el Dr Ramón Mujica, si lo dice él, la verdad es ratificada. Partió un hacedor de la cultura andina.

Soy testigo de su trabajo y no lo digo por su impronta partida. Fue un intelectual con principios y amante de lo nuestro. Su análisis siempre agudo de los temas, y el desarrollo de los proyectos con la calma que él sabía hacer, es un claro testimonio de su sapiencia. En las pocas conversaciones que realizamos me demostró que la ciencia y la paciencia van juntas. Es más, ratificaba que el saber andino es teoría y práctica, fruto de la experiencia puesto al servicio comunal. Esa afirmación denota empatía con la sabiduría de lo nuestro. Saber de antropólogo. 

La exposición de Taquile con su dedicada curaduría, fue un proyecto que conjugó con la inauguración de la sala de exposiciones de la Gran Biblioteca Pública de Lima. Dos obras de la acertada decisión de la gestión del Dr Ramón Mujica.

La exposición fotográfica basada en los trabajos del insigne Matos Mar fue un eje movilizador, que permitió el desarrollo de un abanico de conocimientos andinos como la medicina, el tejido, la trenza del cabello, el valor de la hoja de coca, entre otros. Y lo más trascendental, las exposiciones se hicieron en lengua quechua y aymara, política de Estado en acción. La ley de lenguas nativas aprobadas en setiembre del 2016 fue su anhelo, y a estas horas debe continuar celebrando.

No trato de entrar a los detalles, le conocí hace poco y fue de los que soñaban con la justicia social. Desde lo poco que le conocí me ayudó a saber de él. No quiero bienquistar diciendo "fue un hombre bueno" pero hago mío las acertadas frases de Gustavo Buntinx publicado en su página de Facebook "... Tal vez no importan. Acaso para él esto sea una liberación. Para nosotros una grave pérdida." Y continúa diciendo "... mis sentimientos se entrampan al contemplar la nómina. Un horizonte cultural se transfigura... Tenía un compromiso más importante que enfrentar... pero ese encuentro está pendiente. Encontrará su tiempo y su lugar."

Es cierto, la cita con los apus le llegó tan pronto dejando una pena profunda en sus amigos y discípulos.

El 30 de noviembre del 2016 se inauguró la exposición de las tablas de Sarhua en la sede de la BNP de San Borja. Fue un proyecto soñado de Ramos junto con Primitivo Evanan Poma. Ahí quedan impregnados en la sala, hablándonos de todo y testimoniando de él.

La vida es un camino obligado a lo superior, sobre todo para hombres que saben vivir. César tuvo ese tránsito, marcó el camino para los que sabemos valorar los saberes de nuestra cultura milenaria.

El jueves 19 de enero del 2017 se inauguró el guiado en quechua de las ya famosas tablas de Sarhua, y César no estaba debiendo estar. Él ya había alistado equipaje para su viaje al mundo de los muy buenos, para conversar con los insignes Matos Mar, Arguedas, Valcárcel y otros, que aman lo más valioso y sagrado del Perú, los que nos ayudan a construir identidad y nación. La reunión debe ser hermosa cobijado en una de las cuevas más iluminadas de los Apus rodeado de nubes y relámpagos de alegría, acompasado de yaravíes que penetran suavemente a los húmeros. 
Descansa en paz César Ramos

miércoles, 11 de enero de 2017

BIBLIOTECA COMUNAL DE MANGOMARCA,
PUERTA A LA SUPERACIÓN.
Heli Ocaña Alejo
Enero 2017

En medio de información vergonzante de hechos de corrupción que recorren las arterias del país involucrando a peces gordos; me embarco rumbo a Mangomarca, animado sobre todo por mi conciencia y búsqueda de esperanza.
Llegar a la comunidad no es fácil, pero tampoco está muy lejos. En mi paso voy dejando el ruido ensordecedor del centro de la Lima cuadrada, para luego arribar a una comunidad ordenada, limpia y segura. La comunidad ubicada en el margen derecho del río Rímac muestra tranquilidad. Claro, es una “ciudad dormitorio”, me había explicado mi interlocutor de la ruta. No le faltó razón. 
El origen de esta comunidad se remonta a los pre incas. La palabra “mancu marka” significa “señores del pueblo”. Este dato me lleva a pensar en una colectividad integrada, con valor histórico y cultural. Es decir, tienen un rico pasado histórico.
La comunidad está asentada en un medio geográfico rodeado de columnas infranqueables de cerros rocosas, haciendo una especie de media luna. Por su ubicación, no están amenazados de huaycos ocasionales. Su actual nivel de desarrollo obedece a una vida comunitaria comprometida de sus miembros, donde resalta el trabajo colaborativo de sus 4 sectores más importante rememorando su identidad histórica. La articulación social es su mejor escuela a compartir como una buena práctica comunitaria.
Manifiestan los pobladores, que hace 35 años que empezaron a organizarse para enfocarse al futuro, convencido que el mañana se construye con unidad, creatividad y mejora continua. Son conscientes que la vida colectiva les hace fuerte y mejores, ademas de permitirles ser reconocido, valorado y respetados. Comentan con orgullo que, en 1981, apenas recuperado la democracia, se organizaron para hacer realidad sus proyectos. El gobierno les donó cemento y ladrillos; y la comunidad cedió su terreno y puso mano de obra para construir ambientes para el jardín de niños, la biblioteca y local comunal.
La creación de la Biblioteca fue un acertado proyecto cultural que el gobierno de Fernando Belaúnde financió para iniciar su funcionamiento. Miriam Del Carmen Fuentes Paz Vergara, popularme Pochita, es quién trabajó desde sus inicios como promotora bibliotecaria. El Ministerio de Educación asumió la responsabilidad para garantizar el presupuesto para la remuneración; el Ministerio de Cultura aún no existía. La Biblioteca Nacional dependía del sector Educación.
En mi visita, al ingresar al ambiente de la biblioteca, encontré niños pintando, leyendo libros, revisando revistas, tocando guitarra, jugando ajedrez y conversando en voz baja para no interferirse entre ellos. Los usuarios mostraron satisfacción de la labor de pochita, lo expresaron en medio de la improvisada recepción que me hicieron, además de exponerme los problemas que enfrentan con respecto al futuro de dicha casa cultural.
Julio Huamaní - presidente del comité de Mangomarca, manifiesta que la comunidad pretende ser "modelo de desarrollo cultural". Leo un letrero en la pared de la biblioteca "Solo los pueblos que leen son dignos de la libertad". Julio acentúa que buscan motivarse para leer más y comprender mejor la realidad, para contribuir en el desarrollo nacional. Por sus expresiones de profundo significado no me quedó más que felicitarlos por su compromiso con la cultura, la información y el conocimiento. Entusiasmado me informan que en los siguientes días aplicarán simulacro de pruebas de ingreso a las universidades públicas. Consideran que así incentivan a los jóvenes a la profesionalización. Los ambientes de la biblioteca serán escenario de dichas iniciativas con el apoyo de docentes universitarios de la comunidad, además de talleres de teatro, de poesía y creación literaria. Es decir, saben sacar provecho de sus ventajas para motivar e innovar la formación y estudio de sus jóvenes. Vivir en comunidad tiene un valor muy significativo.
Después de interesantes informes, paso a oír el lado opuesto de la noticia, que me genera preocupación y desconcierto. La directora del Jardín de Niños, centro al que se le incorporó a la biblioteca para brindarle el presupuesto, está empeñado para que la trabajadora de la Biblioteca se ponga a su absoluta disposición; quiere decir, la señora Pochita pasaría a atender en la biblioteca del Jardín de Niños abandonando la función social que hasta hoy cumple en la biblioteca comunal.
Si ese acto se concreta con fines más administrativo que culturales, perdería la comunidad y la juventud. El trabajo de la bibliotecaria se reducirá a los niños de 3 a 5 años de edad con horario restringido, no niego su gran valía; pero extraoficialmente se sabe que la UGEL pretende declarar excedente la plaza de auxiliar de bibliotecas para reubicar a otro centro educativo. Esa acción administrativa afectaría directamente a los fines y objetivos para el cual fue creado dicha biblioteca, afectando directamente al desarrollo cultural de la comunidad. Quiero equivocarme y apelo a la comprensión de las autoridades.
Espero prime la cultura antes que la tentación administrativa. Los funcionarios de la UGEL 5, la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana y el Ministerio de Educación tienen la palabra. Desde la Dirección Técnica del Sistema Nacional de Biblioteca y la Biblioteca Nacional del Perú haremos lo que nos corresponde: sensibilizar para inclinar la balanza a favor del conocimiento, la investigación y la información.
El pasado 22 de diciembre conversaba con los encargados de la Dirección de la Promoción del Libros y la Lectura del Ministerio de Cultura, ellos opinan que las Bibliotecas Escolares deben convertirse en comunales, para atender con horario más allá de lo escolar, incluyendo servicios a la comunidad. Es una importante idea y ya es tiempo.
Estoy convencido, la biblioteca es un centro de recursos de aprendizaje que debe llegar a la comunidad sin enclaustrarse a las cuatro paredes de la escuela; hecho tan criticado por José A. Encinas, José M. Arguedas, Luis E. Valcárcel y todos los que promueven una educación integral e integradora. Es importante reparar en la aplicación de las políticas de inclusión social, interculturalidad, el desarrollo humano y la democracia que hoy se promueve.
Fue motivador visitar la biblioteca Comunal de Mangomarca, incluyendo la granja de conejos, la producción frutícola, el proceso de producción del humus, y toda una acción laboriosa que hace la organización para inculcar a sus hijos en la rica tradición agropecuaria, identidad laboriosa y motivar en la investigación.
La biblioteca comunal Hellen Keller de Mancu Marca es una joya en medio de los problemas del distrito más grande de Lima, San Juan de Lurigancho, que este año cumple sus 50 años. Con ese motivo, luego de la reunión sostenido conmigo, los líderes comunales parten a otra similar con las autoridades de la municipalidad, aspirando a tener un espacio privilegiado en las Bodas de Oro para exhibir todo su saber comunal.
Desde el carro, retorna el presidente para invitarme ser miembro honorario de su biblioteca, me recuerda que se conmovió con mis palabras. Sonreí y respondí, soy militante de la cultura, el único camino de la esperanza. 

miércoles, 4 de enero de 2017

LA NAVIDAD QUE EXTRAÑO
Pablo Heli Ocaña Alejo

Muchos recuerdos inolvidables.

Mi padre, con tan solo segundo grado de educación primaria no podía aspirar a nada mejor. A sus 16 años tuvo que ir a trabajar a las minas de Paccha, ubicado en la provincia de Pataz de la región de La Libertad.

Fueron largos años de arduo trabajo en la mina, luego del cual decidió retornar a su natal Shumpillán, tierra que le vio nacer; pero por azares del destino, que no se precisa aquí, pasó por la ciudad de Sihuas, provincia norteña de Ancash, donde llegó a conocer  una joven campesina dedicada al pastoreo, con quién, como en los buenos tiempos de los dioses, se declararon amor puro y se atrevieron construir un proyecto de vida que inició con un escape del seno familiar para vivir lejos de la vista de los suyos. Como es preciso, en la mitad del siglo XX, nadie podía irse de la tierra con las manos vacías. Llevaron consigo lo mejor del campo. Cargaron 12 sacos de papa en lomos de burro con dirección al pequeño centro poblado minero de Tarica, ubicada en la provincia de Corongo, donde abordaron una góndola para dirigirse rumbo al pequeño poblado de Yungaypampa perteneciente a la provincia de Huaylas.
 
El viaje estuvo colmado de alegrías y penas, también de inesperadas experiencias. En Yungaypampa, sintieron la novedad de un mundo nuevo y desconocido. Claro, habían escuchado hablar de trenes, pero nunca en su vida se habían trepado a una; La máquina estaba ahí, como esperándolos como a otros de historias similares de fugas, escapes y nostalgias.

Sin mirar atrás ni al ayer, la pareja logró subirse a uno de los vagones, la travesía en la búsqueda de un mundo nuevo y desconocido no era como el sueño de amor. El tren se movía a velocidad y los cerros empinados que dan al río Santa iban quedando atrás. La ruta no fue fácil, aunque el tren se parecía a un gran mercado móvil y ameno, en la mirada de la pareja solo se reflejaba serias preocupaciones. Alguna vez contó mamá de ese viaje por las orillas del río Santa, porque vivió lo inolvidable para llegar a la pujante ciudad de Chimbote. En la ruta comieron tamales, la causa vinceña, las frutas frescas, los ricos dulces, entre otros. Definitivamente lo desconocido te motiva y embarga.

Iniciar una nueva vida no fue fácil. Claro, los sacos de papa les fueron de gran ayuda como los arrieros que los acompañaron; pero entendieron que la fuerza del amor es un tren ensimismo que te traslada siempre a mundos desconocidos donde cavas tu destino.

La pareja se subió a los rieles de la vida, lo demás no es cuento. La realidad es dura que ni la dulzura del amor lo puede evitar.

Si algo podía celebrar la pareja fue la fuga exitosa, nadie les fue en busca, nadie los extrañó, excepto la humilde abuela que conforme lloraba se consolaba pensando en el mejor destino de su hija. El mayor miedo de la pareja fue sus propios miedos, el temor de quedarse anclado en la tierra; pero usaron la fuerza del amor que mueve los espíritus nobles para saber sobreponerse a las vicisitudes y atajos de la vida.

El amor siempre ofrece paz, felicidad y un porvenir prometedor. La pareja cultivaba el amor en su dimensión más genuina, lo demás es cuento.  

La vida continuó con sus pasiones. En 1959 nace el primer hijo en el distrito de Santa, muy cerca al río Santa. Para entonces mi padre trabajaba en el Proyecto Chinecas, y como un experimentado minero, estuvo en el equipo responsable de abrir los túneles a la altura de las haciendas de Vinzos. El trabajo no era nada fácil, además para un serrano el clima costeño siempre le es adverso. A pesar de sus cuidados, terminó enfermo llegando al extremo de la muerte. Lo internaron en el hospital del seguro social de Chimbote y por recomendación del médico tuvo que renunciar al trabajo para trasladarse sin demora a la prometedora Lima, ciudad en pleno crecimiento a punta de invasiones de la década de los 60.

La Lima multicolor, te lleva a la búsqueda del reencuentro con los tuyos. La plaza Unión era un punto propicio para tal sueño y solo así podías elegir mejor un lugar donde vivir y hasta un lugar donde trabajar.

En esas andanzas y con el consejo de algunos familiares consigue un centro de trabajo, y más adelante pasó por varias fábricas de la avenida Argentina, donde es parte de los obreros y líderes sindicales, contagiándose y concibiendo las ideas políticas de José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Aunque aprendió más por la practica social que por la teoría.

Ese aprendizaje y los ideales de los obreros le abrió los ojos para saber de la dinámica social y política, algo que le sirvió más adelante cuando retornó a su tierra para servir a su comunidad con compromiso y liderazgo. Recuerdo que fue presidente de la comunidad campesina de Shumpillán por varios años. Viví esa experiencia de grandes enseñanzas escuchando los debates de las reuniones comunales que se realizaban con frecuencia.

Las dificultades de Lima le empezaron a azotar a esta pequeña familia. Los días eran de reflexión, de recuerdos y sentimientos encontrados. El amor al terruño empezó a crecer como los cactus de los valles andinos. Es más, sentían seguridad de una mejor vida, pero en la comunidad andina.

Al sentimiento y a las preocupaciones por el bienestar se sumaron el recuerdo a sus padres. Una tarde menos esperada reciben una carta de mi abuelo. La nota conmovedora - recibida con un mes de atraso - explicaba en un castellano mal escrito, sobre la salud deteriorada de mi abuela Eleodora. Mi madre sin más condición que amor por la suegra se compromete viajar para cuidar a la madre del hombre que amaba, nunca pensó en la distancia, ni dejar atrás la oferta limeña.

El viaje fue imprevisto, improvisado, accidentado y de penurias. Finalmente llegó a la alejada comunidad de Shumpillán perteneciente al distrito de Parobamba de la provincia de Pomabamba, ubicado cerca al vértice de los departamentos de Ancash, Huánuco y La Libertad. Con un detallito adicional, el viaje de visita se convirtió, en definitiva. Eso es otra historia.

Discurría el año '62, nace el segundo hijo y más adelante, fueron naciendo uno a uno hasta sumar 9 en total. Por suerte, en aquellos años no había ligaduras de trompas como estrategia de planificación familiar impuesto por el Estado. Siendo el cuarto, creo yo no hubiera estado contando esta historia.

Davíd, el quinto, murió en 1980, apenas había cumplido sus 10 años. Su muerte llegó como un baldazo de agua, la enfermedad era curable; pero como la vida del campo estaba lejos de las bondades de la medicina científica, fue imposible salvarlo. En ese año fatídico, murieron más de 30 niños de la comunidad. Lo mismo había pasado en 1976.

Más allá de esa dura realidad, la vida en el campo fue y es hermosa, las carencias son compensadas por la tranquilidad y la paz con el que se vive. De eso trata esta historia.

La belleza de la vida del campo significa una especial manera de vivir. Cada hecho es tan singular parecido al más puro de los enamoramientos andinos.

Guardo recuerdos imperecederos de la navidad de mi infancia, en particular lo que paso a narrar a continuación: 

Era casi las doce de la noche del 24 de diciembre de 1976, desperté casi de un golpe como jalado por una mano fría y extraña. El cuarto donde me hallaba estaba completamente oscuro. Toqué a mis costados como hace todo niño con la angustia de encontrar a alguien, y solo toqué el pellejo al que me habían recostado mis hermanos cuando decidieron dejarme. Sentí dolor y resentimiento, el corazón se me ahogaba. Convencido, saqué fuerzas para inclinarme a tientas para buscar mi llanqui y poder ir a la búsqueda de mi cama; confieso que el silencio absoluto de la noche me abrazó sin piedad, y mi pecho rebotaba sin control causada por la desesperación y el miedo. fue entonces cuando, casi ahogándome, llamé a mi madre, a mi padre y a mis hermanos, la respuesta sepulcral no se hizo esperar. Absolutamente, nadie estaba cerca. 

¡papaaa! Volví a exclamar, y nadie me escuchó.

Mi soledad estaba cantada. No recuerdo cuánto, pero lloré tanto como pocos pueden hacer. El miedo se apoderó de mí, sobre todo, porque recordé que unos meses atrás habían fallecido más de 20 niños, imaginé que sus almitas estarían vagando por ahí asustando a la gente como en los cuentos que mi abuelo solía contarme en las noches que le hacía compañía.

Continúe llorando hasta que me convencí de que era en vano. Empecé a pensar en las almitas de los niños convertido en ángeles protectores para consolarme e ir bajando el volumen de mis gritos. Casi tranquilizado, cambié de opinión e intenté salir de la habitación, pero la puerta estaba asegurada con un buen candado. Solo así comprendí que nadie más estaba en casa y las razones no los recordaba. Entonces opté por retornar a mi cama improvisada para envolverme con la frazada que a duras penas me abrigaba.

En aquellos tiempos, los padres podían dejarnos solos en casa, sin riesgo de ser denunciado por abandono ni maltrato psicológico; peor aún, allá no había presencia del estado. Pero también eran años que los padres encargaban a los maestros la formación de sus hijos, para que lo hagan con rigor. Los maestros tenían autoridad por confianza y delegación de los padres. A veces se cometían excesos; los recuerdo; eran años con poca promoción de los derechos de los niños, y los padres eran poco mimadores.

Pero volviendo a mi Navidad, no sé cuánto tiempo pasó; pero cuando ya me había vuelto a dormir, escuché entre mis sueños la llegada de mucha gente al patio. Los pasos eran a tropeles y sus voces ininteligibles. Mil ideas rondaron mi mente. Imaginé en ángeles portando velas encendidas con fuegos azules o un grupo de espíritus malos que recorren los pueblos en post de agrupar almas condenadas para agrandar su legión.

Mi desvarío de madrugada oscilaban entre el bien y el mal; pero entonces recordé que eran tiempos de Navidad. Es decir, nada malo podía ocurrir en el mes del niño Jesús y de la unión. Aclarada mis ideas, me di cuenta de que el tumulto era el regreso de mis padres, llegaban a continuar la celebración de la noche buena junto a sus buenos vecinos.

Abrieron la puerta, y la habitación se iluminó con las linternas de kerosene que portaban. Desbordaban de alegría como expresión de una hermosa convivencia. No era para menos.

Yo recuperé mis energías y volví a mis cabales; y de engreído me puse a llorar con la misma intensidad que hice unas horas antes; pero a nadie le interesó preguntarme. En realidad, a nadie le interesé porque la algarabía hacia imperceptible mi berrinche; es más, me recordaron que fui yo el que me había quedado dormido como un adobe. Que me habían llamado tanto para sumarme a la comitiva, y al final optaron por dejarme en esa cama improvisada para irse a la casa del vecino que en la sierra se cuenta en kilómetros.

Para compensar mi resentimiento, me entregaron los panes y bizcochos que habían preparado para tomar con la chocolatada de medianoche. Luego me pasaron una taza de plástico conteniendo un poco de gelatina que yo me negué tomar por que su estado gelatinoso me daba mucho asco; cosas similares había visto tantas veces cuando sacrificaban los carneros para la fiesta de carnaval. Además, nunca había probado algo parecido, y pensé que era otra picardía de mis hermanos mayores.

Con los detalles descritos, aquella vez, casi a la hora del canto de los gallos, yo empecé a celebrar la Navidad comiendo panes, bizcocho y gelatina en una esquina del cuarto que a esa hora ya se había convertido en una sala de fiesta. Mi felicidad no fue para menos, la celebración continuaba con mi inclusión. 

Habiéndome recuperado completamente, con mucha alegría corrí a mi madre a abrazarla, me ofrecí ayudar en lo que me diga.

Bajo su orientación y sin detenimiento cogí un balde para ir a la acequia a traer agua, recogí hojas secas de eucalipto para prender la candela, herví el agua para la nueva chocolatada del amanecer, llevé las tazas a la mesa como curioseando de cuando en cuando la conversa amena de la vecindad.

Mientras tanto, cobijados por la alegría, los reunidos seguían disfrutando bebidas calientitas que mamá iba sirviendo en medio de animadas conversaciones, pero los efectos de la bebida iban llegando, y con ese gusto empezaron a entonar canciones del Jilguero del Huascarán ayudados por la reproducción de un viejo tocadiscos marca Jara que mi hermano cuidaba diligentemente sentado en una esquina más iluminada de la pequeña sala, él estaba atento al recorrido de las agujitas entre las hendiduras finas del disco.

Recuerdo esa Navidad humilde, sencilla, modesta y solidaria rodeado de calor familiar. Es la manera más honesta de celebrar la fiesta de los niños, me digo siempre.

Estoy convencido que, en el mundo andino, la navidad, sin ser una tradición nuestra, se ha convertido en una fuerza solidaria que recorre las entrañas de la tierra, del pueblo y de las familias. Esa fiesta es la que extraño.

En el ande, cada reunión familiar genera identidad. Te traslada a tu comunidad y a tu infancia brindando recuerdos sanos, puros y alegres. Son acciones casi espontáneas que lleva la fuerza del bien para unir sentimientos y amenguar el dolor. Son fuerzas poderosas que te hacen actuar con razón, para por lo menos intentar detener en cada navidad, la invasión del mercantilismo y consumismo exacerbado, que justifica el regalo presentándolo como sinónimo de amor; olvidando que la verdadera navidad es humanismo, sencillez, espontaneidad y amor puro.

Es decir, la navidad es y debe ser un verdadero sentimiento de comunión y hermandad.

Asumo la indignación de Jesús cuando echó a los sacerdotes del templo llamándoles de falsos e hipócritas. Si hoy volviera a nuestros templos e instituciones, haría lo mismo, con el riesgo de ser acusado de instigador y proselitismo para luego ser encarcelado, porque las palabras de unidad, solidaridad y mundo mejor, sigue siendo un lenguaje subversivo.

Mis razones, son razones suficientes para extrañar esa navidad de mi infancia, que, de un despertar, me llenaron la mano de pan de parte de mis hermanos y vecinos, justo al llegar al nuevo amanecer.

¡Feliz navidad nuestra!