Haciendo Magisterio

Haciendo Magisterio

martes, 11 de abril de 2017

JULIO YOVERA, EL MAESTRO PRESENTE

Heli Ocaña Alejo

La partida de un amigo nunca deja de ser dolorosa. 
Lo de Julio Yovera desniveló el camino.
Su ausencia física se hizo eterna, y los túneles iluminados por su conocimiento, se volvieron oscuras, tal vez es una exageración, pero no es posible decir menos frente a su inesperada partida. La pista está vacía por la ausencia de un incansable combatiente, que tuvo un valor agregado, ser obrero de la cultura.
¡Pronto estaré bien para continuar con nuestros proyectos!, fue una de las últimas frases que escuché de él. Lo dijo con convicción, sentado en su lecho del Hospital Almenara, el domingo 26 de marzo del 2017; cuando el reloj marcaba casi las 5 de la tarde. 
Ahí estuvimos con Carlos, atentos y preocupado por lo que vendría. La despedida de ese día fue de perspectiva. Salimos de la habitación con una profunda nostalgia en nuestras mentes, para luego caminar por el largo pasillo del hospital, sorteando el tránsito apurado de decenas de personas, que al igual que nosotros, iban hablándole al vacío con la esperanza de ser escuchados, ansiando recuperación de la salud de familiares y amigos.  
En ese tránsito de la lucha por la vida, imaginé que a Tallan le esperaba dos caminos: el de la vida o el de la pronta eternidad. El café que nunca nos llegó en el cafetín del Hospital, se convirtió en jugo de papaya. Ese día faltó el tercero con sus respectivos temas apasionantes de la cultura, la educación, la investigación, el conocimiento y sobre todo, de la gestión y la política pensada en la dimensión de las necesidades humanas.
Pasado unos días de esa última cita, el sábado primero de abril por la mañana, junto con Carlos, fuimos parte de 6 personas entre familiares y amigos, los que cargamos el cuerpo de Yovera, para ingresar oficialmente a su última morada en los Jardines de La Paz del sur de Lima, junto con cientos de personas cundidos de dolor. El nuevo comienzo para él, había empezado dos días antes, el jueves 30 de marzo. Los que quedamos en esta aldea social, nos toca actuar con su ejemplo y constancia en memoria a su lucidez y retos permanentes que él solía proponerse.
Confieso, el viernes 24, por la tarde le hice una penúltima visita al hospital. La voz quebrada de Carlos, al llamarme el día anterior me removió mi conciencia y prometerme ir a verlo de inmediato. Llegué al hospital a tientas y sin permiso ingresé a la habitación 252. Ernesto, Macazana y una maestra hacían la guardia, no reparé en la larga cola de visitantes para sumarme al grupo de los que ya estaban con él. Sin mediar muchas frases, nos dimos un gran abrazo parecido al de dos hermanos muy queridos que vuelven a reencontrarse. En seguida me integré a la animada conversación sobre temas de su salud, cultura y política. Con calma nos dijo que pronto estaría mejor para seguir en nuestros proyectos, en nuevos proyectos.
Al acabar mi turno y al ser yo el último del grupo en salir, me cogió de los antebrazos para expresarme con firmeza   "yo te estimo mucho camarada y tenemos que seguir trabajando con firmeza", y me pidió, que "me siga quedando" porque me consideraba como a un hermano; Pero, como siempre le caracterizó a él, me recordó diciendo "si tienes trabajo que hacer en la biblioteca, tienes que ir a cumplir tus responsabilidades" y así fue. He ahí el valor de un luchador con esperanza, nunca es ajeno a los quehaceres de la vida. Considero que aquel día, él vio en mí, esa manifiesta debilidad que uno siente al ver a un amigo enfermo. Su aliento fue una gran motivación, de esos que suelen hacer los grandes líderes.
Aún veo en su rostro, la esperanza y la seguridad por la vida. Nunca dejó de instar a seguir trabajando en los sueños; pero, el camino de su despedida había empezado, aunque nadie imaginó que iba ser tan pronto, justo en las vísperas del mes de las letras, de la literatura infantil y del libro; temas del cual, habíamos hablado animadamente en el mes de enero, cuando le conté, los planes del año y a mediano plazo. Por su puesto, su entusiasmo siempre fue grande, como siempre imaginan los piuranos. Apostó mucho por la cultura y sentía nostalgia frente a la ingratitud y la apatía. 
Revisando la historia, no recuerdo el año en que nos conocimos, pero fue un privilegio conocerla. Fue un maestro en quien se puede confiar. Valoraba mucho la amistad. No importa cuando, pero desde que nos conocimos con el c. Tallan, nunca hubo distancias, dudas ni murmuraciones. Discrepar era un derecho, pero  ponernos de acuerdo fue una obligación ética y moral, orientado a luchar por un Perú próspero, moderno y justo. Sentía tanta indignación frente a la corrupción grande o pequeña, no interesaba en que espacios, pero su rostro mostraba sus líneas más profundas cuando  hablaba de esa maldición. Parte de esta historia sin importancia para algunos, señalo un hito en nuestro trabajo cultural y político del 2011. Por pedido especial de un maestro, recibo el encargo de dirigir la escuela de Formación Político Sindical del SUTEP. Y con apoyo de muchos, logré organizar un curso de formación, la mejor sostenida de los últimos tiempos, por los contenidos tratados, por su pluralidad y perspectiva. En esa labor, Julio fue un docente clave y el de los más comprometidos, dictando 12 horas de clases magistrales sobre "Mariátegui y su influencia en la Educación". El auditorio del local Magisterial cobijaba a los líderes magisteriales. Recuerdo que sus palabras pausadas, claras y precisas, no admitían duda. Era convincente. Las preguntas que surgía  eran solo para afirmar. Con voz fervorosa, como quien ruega a sus hijos, instaba a los participantes, que la labor del maestro tiene que ser con el ejemplo como lo hacía JCM. Exigía que esa labor debe partir conociendo la realidad para interpretarla, usando el método científico, y buscando contribuir al desarrollo nacional y las grandes transformaciones que la patria espera. Los maestros participantes de la escuela encontraron en sus palabras convicción, fortaleza y consejo de un hermano mayor. 
Pasado un tiempo, y como resultado de esa valiosa experiencia, Julio supo sistematizar la experiencia y con mucha sapiencia y emprendimiento intelectual, escribió un libro titulado "La Docencia Matinal de Mariátegui", escribí la presentación donde digo "la docencia matinal de Mariátegui, obra del maestro Julio Yovera, es fruto del esfuerzo, compromiso y reflexión, personal y colectivo, hecho con ocasión del desarrollo de la escuela de formación sindical… del SUTEP, ... El maestro Yovera asumió la responsabilidad de dirigir el módulo de formación titulado "Mariátegui y su influencia en la educación". Curso novedoso, motivante y con profundo contenido político e ideológico que comprometió a los participantes con la vida, pensamiento y obra del amauta... Mi mayor reconocimiento al autor de la presente obra por haber generado y despertado en los docentes el interés para conocer, entender y transitar por la ruta de uno de los hombres más preclaros que ha producido el pueblo peruano: El Amauta José Carlos Mariategui. Esta obra tiene ... el objetivo de mantener vivo la esperanza de un mundo mejor." (Pág. 9-11). Esta obra le permitió recibir un sin número de invitaciones para ser presentado en el interior del país. Cajamarca fue una de ellas, y ahí estuvimos con la juventud de las universidades, en el auditorio principal del Gobierno Regional, institución auspiciadora de la jornada cultural.
Yovera, gran atleta del conocimiento, es autor de un folleto titulado "Vivir no es respirar, es obrar. Una visión de la poesía de Horacio Zeballos Gámez", y al entregarme dicha producción me dedica una frase "Para el C. Heli Ocaña, con la cordialidad y el aprecio de colega y amigo. Lima, 13 de diciembre del 2012", en la página 21 de dicha producción intelectual se puede encontrar el siguiente texto que parece a autobiografía "la voz de Horacio era la del hermano calmo que transmitía confianza a quién justificadamente y con razón estuviera a punto de atraparlo la nostalgia debido a la ausencia física en el seno del hogar. En ese ambiente se templaron los maestros del SUTEP. Y eso es algo que ni los reaccionarios jóvenes y los fundamentalistas Del pensamiento dogmático están en la capacidad de entender y valorar", entiende que el liderazgo no se construye con palabras frías, sino, mostrando compromiso con los grandes ideales.
Así como es agudo en la política fue muy tierno con su familia y el pueblo. En su libro de poesía "Testimonio para Micaela" - primera edición 1992 con motivo de los 500 años de agresión colonialista y de resistencia indígena - muestra grandes dotes de hombre sensible. En esas páginas anuncia su constancia y ejemplaridad de lucha, y también canta su partida, que ocurrirá en cualquier punto de la vida. En la página 32 escribe "Nuestros muertos, Micaela, no son muertos. Nuestros muertos, Micaela, son fogata perpetua." Aquí muestra el valor a la familia y a la sociedad, tanto como Vallejo, como Mariátegui, como Arguedas o Basadre. Siempre vio a la familia, en su unidad y solidaridad. Siempre mostró que somos parte de un todo y el individuo como tal, es solo una ilusión. Por eso, usa la palabra "Nuestros" como sintiendo que solos no somos nada; nos hace entender que necesitamos ser comunidad para enfrentar todo. Y como viendo el atardecer de su vida, aun estando en la juventud de sus pensamientos, dice (pág. 34) "Micaela, el sol no engaña, su corazón es una llamarada y a cabalgado el tiempo" y efectivamente, ahora no siendo aún tarde para su vida, partió cual Quijote cabalgando en sus sueños, contagiado de nostalgia al recordar a su inolvidable Piura, cantando  en la página 40 diciendo "cuando llegaba el río, lento y sucio como viejo caminante, los algarrobos aplaudían, los Sauces se inclinaban, las lagartijas correteaba, la churrería cantaba" y lamentablemente, cuando él se debatía a corazón partido contra la enfermedad, esa noche del 27 de marzo, Piura se enfrentaba exponiendo el corazón de la ciudad, a esa indetenible inundación que avanzó desde tempranas horas sin tregua ni compasión, insensible al grito de los niños y ancianos.   Desde esa noche fatídica para Piura, Julio solo esperó el tercero para partir para siempre. 
En su condición de maestro, nunca dejó de usar la pluma para enfrentar la crisis, los antivalores, a los enemigos del pueblo y a los manipuladores; ninguna noche oscura ni los avatares de la vida le convenció para abdicar de sus principios. Fue un roble, duro como sus ideales. 
Integrando un equipo de profesionales del SUTEP y Derrama Magisterial, fue un activo movilizador en la elaboración de una propuesta de Diseño Curricular alternativo para la Región Arequipa. El documento fue bien recibido por la comunidad Magisterial, los medios de comunicación y el MINEDU; pero, por la mezquindad de algunas malas autoridades, le pusieron el cabe con la famosa "mesa de análisis" antes de ser aprobada para su aplicación. Sin duda, hubo un gran debate en la región y recuerdo, que viajamos con el maestro Yovera, quién sustentó con suma lucidez sobre la importancia y pertinencia del proyecto, ante la Comisión de Educación del Consejo Regional. El consejero opositor se limitó solo a balbucear sobre temas administrativos, porque el contenido de la propuesta era irrebatible.
Como suele ocurrir en esta patria que aún sigue en pañales, vino el cambio de gobierno y la esperanza se fue tornando pasado. Ahí queda durmiendo un proyecto, asunto que tanto indignó a Julio, tan igual como a nuestros hermanos Arequipeños, como al Ex Diputado ..... Nuestra cultura no admite innovación, somos expertos en cabes pero grandes mediocres en construir propuestas. 
A tenor de la última frase anterior, Julio considera que la Docencia es un acto de fe y esperanza, donde el maestro y alumno son parte de un todos inseparable, donde cada uno se renueva, y está en las manos de las autoridades desarrollar las políticas. Por eso encuentro coherencia cuando escribe en La Docencia Matinal de Mariátegui, (pág. 87) "Esta actitud rompía la distancia entre quién aprende y quién enseña. Por eso sostenemos que Mariátegui planteó el tema pedagógico desde una dimensión nueva. Y allí es que volvemos a lo que dijimos en el inicio de este trabajo: así como Mariátegui se orientó como excelente maestro de sí mismo, ya como docente de la Universidad popular supo ser un maestro cabal, sólido en su formación y solidario compañero de sus alumnos." Y eso es lo que hizo con sus colegas del sur, y será por eso que ningún año dejo de ir allá, para compartir sus saberes, fruto de su propia universidad de la vida, más que del influjo teórico de las aulas inmaculadas de costosas universidades.
El camino recorrido por Julio no fue lineal, nunca lo fueron; tan igual que las experiencias educativas de Jesualdo - en "Vida de un Maestro"  - hizo de la vida un gran escenario de aprendizajes orientado a la superación y al cambio . Eso se evidenció en muchas e incansables conversaciones; el rincón de un café era escenario de tertulias indetenibles, salíamos a su puerta para despedirnos, y de pronto resultamos en el paradero del colectivo, en una interminable conversación de valiosos temas de la vida, la cultura, la gestión del estado, etc. No había un tema ajeno a su conocimiento y al proyecto país, proyecto educación, proyecto desarrollo humano, proyecto cultura. El maestro Carlos Rojas, parte del trío sabe de las metas.
Su modestia a toda prueba, siempre marcó el camino a seguir, un no, era imposible en su respuesta.
Siempre dispuesto al reto, usaba su tiempo para construir. Muy libre de ataduras egoístas y triquiñuelas individualistas, trató de ser muy objetivo en sus apreciaciones, muy agudo en el análisis y paciente en el logro de las metas.
Convencido del valor del estudio, de la lectura y la escritura, nunca dejó de sentir la necesidad de la producción, sabía que es la única manera de trascender y contagiar a los demás.
Dicen, que los emprendedores son apasionados y exigentes consejeros, se parecen al padre que no ve agotar sus fuerzas para dar al hijo lo mejor de sí. Será por eso, Julio no desperdiciaba ninguna conversación para sugerir crecimiento. Evalúelo maestro, solía decir cuando planteaba una idea novedosa. 
Tenía en mente escribir temas relacionados a la labor de los profesionales de la salud, sobre todo de las enfermeras. Sentado sobre la cama y con la serenidad de un intelectual orgánico, y tocando su cien con su índice derecho dijo, "si lo tengo que hacer", y como hablando a los oídos, nos comentó que ya tenía organizado las ideas fuerza para escribir al respecto. Comentó con suma admiración, que son profesionales muy sensibles, reiterando "no sólo conmigo sino con todos los pacientes. Ahora sé que son personas que te dan aliento y sonrisa, estoy muy agradecido" comentó.
Manuel escribió un texto conmovedor a los trabajadores de la salud, luego de haber estado internado en un hospital capitalino. Recuerdo que Julio, Carlos y yo le fuimos a visitar una tarde. Aquel día vivimos una inolvidable experiencia del lenguaje de señas y escritura compartido por el buen paciente, autor de la Copa de la Muerte.
Julio, de quién hablo con mucho respeto como siempre, aún estando en su lecho, donde debería pensar más en sí, estuvo más cerca a la comunidad y a sus problemas. Es decir, un gran socialista, un humanista. No dejó rendijas para la pereza ni la mediocridad. Siempre estuvo atento para hacer de la experiencia un verdadero saber y enseñanza. Los instante de su vida, como dicen los especialistas del marketing, usó para compartir vida. 
Ernesto, un amigo suyo lo sabe. Con Tallán se podía pensar y mirar prontamente el futuro, sentir de inmediato el lejano porvenir y trabajar vehementemente por ella. Su compromiso se expresaban a la vista cual vendaval playera que zas te azota a la cara para decir ¡oiga avancemos!
Convencido de la universalidad del poeta y sus ideales, mantuvo a Vallejo entre los hombres más influyentes en su vida. Sus palabras sobre él, eran en la dimensión de hombres ejemplares. Una mañana de abril del 2013, me transmite la invitación para ir a Santiago de Chuco a participar de la programación de Capulí, Vallejo y su Tierra.  Me habló tanto del poeta, que sus palabras describían a un Vallejo tan vivo y presente. Dijo que Danilo Sánchez Lihon había extendido la invitación; y como no podía ser distinto, acepté ir allá. Su rostro se dibujó de alegría, y me dijo en confianza, que le hubiera sido imposible entender que un presidente de Derrama Magisterial no quisiera estar presente en la tierra del hombre más universal que parió el Perú. Obvio, no hablaba de mí, hablaba sobre el presidente de la entidad previsional de los maestros del Perú.
Viajar a Santiago de Chuco, era cargar un tributo que represente al fruto de las mentes, para compartir con el pueblo algo que le hubiera gustado al vate. Con el concurso ingenioso de Julio Yovera y apoyo decidido del equipo de imagen, logramos en tiempo récord, elaborar un libro no muy pequeño pero hermoso, titulado "Homenaje de los Maestros Peruanos a Cesar Vallejo (1892-1938) Poeta Universal", conteniendo 20 de sus mejores poesías, 31 fotografías, y un cd con poemas y audio que rememora la vida de nuestro poeta universal.
Nuestra meta de entregar a la población santiaguina fue un éxito. Ahí estuvimos con Julio, en medio de los más de 5 mil personas que a diario acudían a las celebraciones de su amauta. Con él armamos los paquetes de libros para ser enviados a las instituciones educativas de la provincia, según número de maestros de los colegios, cuyo docente o miembro de la comunidad estaba presente en esa fiesta a Vallejo. Pensamos en el maestro ausente para hacerle llegar cultura. 
Andamos tanto en Santiago, que nuestros pies se habían acostumbrado a no parar, nuestras ganas de trabajo también. En ese tránsito, llegamos al cementerio, justo al mausoleo de Cesar Vallejo y su familia. Llegamos a la presencia de Vallejo, y no necesitábamos estar en el Montparnasse, para sentir la energía de ese hombre incomparable. Hicimos un minuto de silencio sin proponérnoslo, el lugar ameritaba y Vallejo contagia. Un Serrano como yo, siente el influjo de la naturaleza, el mensaje de la mamapacha.
Seguidamente, Julio empezó a hablar, no mostraba cansancio ni se detenía en su verbo. Decía tanto, tanto, que me mantenía en silencio por que chocaba con mi ignorancia, mi desinformación y tanto desconocimiento sobre la vida del poeta. Posando para las fotos del recuerdo o fungiendo de fotógrafo por ratos, lo daba duro a la palabra, como confundiéndose con los grandes auditorios, donde entre cientos yo era parte del público. Esa vez lo sentí muy locuaz, su manera suave y lento para hablar,  había subido de tono y velocidad. Su energía era imparable, hasta que llegó el momento para decirle, "vamos ya profe" al que aceptó, pero proponiéndome ir al otro extremo superior de la ciudad, al tanque de agua, para mirar desde ahí nuevamente esta amada tierra de César.
Efectivamente llegamos al tanque de agua, y tomamos fotos, le repetía a mi amigo el consejo de Wilfredo Kapsoli cuando dice, "el registro más exacto de la historia es una fotografía". Ahí en mis archivos deben estar esas fotos si no fueron llevados por los delincuentes que en más de una ocasión fui su víctima.
El viaje a Santiago me dio tantas emociones inolvidables, conversaciones en la ciudad, debates sobre Vallejo con los peregrinadores de diferentes países del mundo, y sobre todo, desayunos, almuerzos y cenas con muchos hermanos menores de Vallejo. También guardo en mi recuerdo la casa de Vallejo, sus paredes, el capulí y la energía vital que transmite. 
Caray, como cunde un socialista como Vallejo. Si efectivamente hay la otra vida, Julio debe estar en la mesa universal de Vallejo y Mariátegui, contándoles de Santiago de Chuco, del SUTEP, de las luchas del pueblo y de su querida quebrada Carosio, con la misma velocidad, energía y claridad, con el cual me habló de la vida y un mundo mejor para el Perú, en el cementerio de la tierra Vallejiana. Envidia no es, ojalá cuando me toque partir, pudiera tener la suerte de él.
Los sueños no son realidad si nunca fueron sueños. El Perú merece un destino mejor, del color de los sueños de los luchadores incansables al que se suma Yovera, nuestro hermano, al decir de Margoth Palomino, al dedicarle canciones revolucionarias en su velatorio.
Volviendo a Santiago de Chuco, siendo la mañana del último día de nuestra estancia en el 2013, nos encontramos con el maestro Julio, en la aún silenciosa plaza de la ciudad. Pisando con delicadeza los pisos que bordean la pileta, conversando sobre diversos temas, comentamos algunos proyectos, sobre todo en investigación. Así surge la publicación de Maestros Ejemplares, una preciosa antología, que trata de 17 Maestros Ejemplares del Perú, elaborado con la colaboración de Julio Yovera, Carlos Rojas Galarza y Percy Julián. Esta publicación culmina con un texto dedicado al SUTEP. El que editado e impreso en tamaño especial, con un fino cuidado del equipo de Imagen de la DM, se entregó a los maestros en su día jubilar, el 06 de julio del 2013, luego de la misa celebrada por el Padre Juan Dumont, en la Iglesia La Recoleta. Posteriormente llegó a muchas regiones del país con una muy buena acogida por parte de los maestros del país y se convirtió en un buen regalo para el maestro, junto con el poemario de Vallejo. Recuerdo el tumultuó que se armó pensando que no iba alcanzar para todos. En el exterior de la Iglesia nos encontramos con tallán, quién al verme, hizo un sheck con el pulgar mayor, seguido de un buen abrazo por nuestro día. Una vez más hicimos Docencia con la velocidad de los que imponen el tiempo en la imprenta, justo para un día jubilar. 
Siendo lo que escribo, un texto casi testimonial, aclaro que Maestros Ejemplares fue solo una antesala de un proyecto mayor que nos propusimos hacer en la plaza santiaguina. El objetivo fue recoger y sistematizar los aportes pedagógicos de peruanos paradigmas, como una especie de antología. Aquella vez, caminando en serena conversación y reflexión elegimos a los posibles involucrados en la investigación, que pertenezcan a la familia Magisterial. Yo propuse muchos nombres que venía considerando un tiempo atrás, y él propuso otros. Por fin decidimos por los imprescindibles y luego los colaboradores.
Llegando a Lima teníamos que iniciar la gesta del proyecto, algunos de la partida no concluyeron, por las prioridades de su salud y otros temas. No entro a detalles, pero el maestro Carlos Rojas, con apretada síntesis de la vida de Julio en el día de las exequias en los Jardines de La Paz, comentó sobre el gran aporte del maestro en el proyecto, que confío pronto saldrá en dos hermosos tomos. Publicarla es un acto de reconocimiento al trabajo en equipo que tanta falta hace en el Perú, lo contrario no motiva y ni valora el esfuerzo.
En este trabajo que generó reuniones interminables, siempre vi en la participación de Julio, a un maestro con ideas frescas y significativas. Siempre reflejó con entusiasmo sus descubrimientos sobre la labor fecunda en aras de una buena educación y la necesidad de grandes transformaciones de José Carlos Mariategui, Cesar Vallejo, José María Arguedas, Walter Peñaloza, Teresa Gonzales de Fanning, Elvira García, Crisólogo Arce, Emilio Barrantes, Francisco Izquierdo, José Antonio Encinas, Alejandro Destua, Mario Florian, Horacio Zeballos, Manuel Vicente Villaran y Germán Caro Rios, y no se trató de analizar desde un pensamiento unívoco, sino, desde la perspectiva Plural y la diversidad, como lo es nuestra patria, recogiendo su aporte y originalidad. Durante el trabajo, su puntualidad estaba a toda prueba, su paciencia era de cual orfebre construyendo un trabajo de arte, su sueño fue ver cristalizado el proyecto, eran su gran deseo, claro, es su obra póstuma.
Pasan los días, recuerdo a ese hombre sentado en la cama del Hospital, acometiendo cual una flecha filuda cuando nos decía con seguridad, "yo saldré pronto de esta situación, voy a tener paciencia y ustedes también, los médicos me han dicho que están haciendo los análisis respectivos, pero no se preocupen, que yo me siento bien atendido aquí y Tenemos que seguir con nuestros proyectos", su réplica con una mirada fija a nuestros ojos fue un desafío. 
Todo corre en la vida, nada se detiene. Llega a mis manos Río Blanco, Crónicas y Canto, publicada el 2008 por el Editorial San Marcos. En ese texto, el buen amigo Julio, escribe una dedicatoria "homenaje a la lucha de los pueblos andinos del norte del Perú, que defienden el medio ambiente y su derecho a la vida como una persistencia y un coraje dignos de ser cantados", y en clara demostración que su vida estuvo lleno de compromisos con los suyos y con los nuestros, en la página 59 encuentro este verso de ruego "Padre nuestro, recibe nuestra ofrenda: la palabra renovada hecha amor. La gratitud inmensa hecha compromiso. La vocación de defender la vida. La convicción de desterrar la muerte." Y así, lentamente fue discurriendo por el sendero de la vida, para luego de tantas vueltas y recorridos, su cuerpo hecho cual rio llegue al mar, lugar donde todo se vuelve vida, donde todo se vuelve eterno.
A muerto un hombre, ese hombre seguirá vivo para siempre. Como no recodar a Rubén Darío cuando nos dice:
"Juventud, divino tesoro, 
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro ...

y a veces lloro sin querer ..."
El camino con pensamientos juvenil de Julio no se agota, ahí va, en las voces radiantes y juveniles de sus amigos, de sus pupilos, de sus camaradas. Es que él no fue de los que andan solos, es de los que aprendió a volar en una sola dirección pero con su organización. 
Al decir de Danilo Sanches Lihon en la contratapa de Río Blanco, "Julio Yovera, el autor de este libro, es un tallán y por serlo de manera inequívoca es un chamán; por la actitud natural, misteriosa y mística, quien deambula cotidiano y seguro sobre los misterios del ser; el que conoce los pasos de los dioses en las hojas de otoño cuando ellos pasaron por allí en primavera y conoce también al Cristo Cautivo, que sufre porque su pueblo está amenazado"
Con la alegría de haber sido amigo, digo que Julio era también un hombre jovial, común y corriente como todos, de buen vivir. Cierto, dicen no hay muerto malo; pero Julio es de otra onda, no necesitó partir para ser lo que es. La cena con ocasión del cumpleaños de Lucy Martínez y la víspera del cumpleaños de él, entre el 12 y 13 de diciembre fue inolvidable. Más adelante, almorzamos en un hotel conocido de San Isidro, estuvimos 4 y nos extendimos como hasta las 4 de la tarde en una charla amena sobre la organización, la situación del país, las investigaciones. Luego pasamos a otro espacio más coloquial, donde como nunca tomamos dos latitas de cerveza cusqueña cada uno entre él, Carlos y Yo.
Saluuu por la vida habíamos repetido varias veces, y ahí hubo un encargo de él. Mi amigo Carlos tiene la tarea.
Después de esa inolvidable tarde, pasaron unos días, me llamó como a las 4 de la tarde y conversamos mucho, me pidió para conversar con Carlos de un tema que él ya había hecho. Como a los 17 minutos de la charla, siento un vacío en la línea telefónica, le digo profe, ¿se siente mal? ¿Pasó algo? !Tranquilo por favor! Luego del silencio de unos 5 a 6 segundo me contesta y dice, que solo sintió un pequeño dolor en el pecho, pero que le iba pasar. Es que unos días atrás estuvo un poco delicado. Al día siguiente de esa conversación, me llama Carlos para decirme que nuestro amigo estaba internado en un hospital de la carretera central.
Desde esa cerveza brindada por la vida, solo tuvimos la ocasión de vernos en el hospital, aferrado él a la vida dispuesto para luchar.
Así sea buen maestro. 
Lima, 11 de abril del 2017

Bibliografía:
  1. Obra Poética de Ruben Darío. Managua 2011. Ed. HISPAMER S.A.
  2. Homenaje de los Maestros peruanos a  Cesar Vallejo (1892-1938) Poeta Universal. Lima 2013. Derrama Magisterial 
  3. Maestros Ejemplares - Lima 2013. Derrama Magjsterial.
  4. JESUALDO, S. Vida de un Maestro. Montevideo 2005. Ediciones TRILCE.
  5. YOVERA, J. La Docencia Matinal de Mariategui. Lima 2013. Derrama Magisterial.
  6. YOVERA, J. Vivir no es respirar, es Obrar. Una visión de la poesía de Horacio Zeballos Gámez. Lima 2012. Ediciones Nuevo Curso.
  7. YOVERA, J. Testimonios para Micaela. Trujillo 2013. Ed. Casa Nuestra.
  8. YOVERA, J. Río Blanco, Crónica y Canto. Lima 2008. Ed. San Marcos. 


1 comentario:

  1. Maestro Helí Ocaña, su testimonio vivo y tan sentido sobre nuestro hermano, camarada, poeta,docente y tan amigo Julio Yovera, ha vuelto a agitar todos los recuerdos, los lejanos y los tan cerquita, como si éstos siguieran gritando, "mañana volveremos a estar con Julio".
    Enfrentar la realidad aún no es posible amigo Ocaña, Julio nos ha marcado mucho de distintas maneras y cada quién intenta resolver a su manera la conformidad de su ausencia y creo sinceramente que esa conformidad tardará en llegar. Posiblemente tocar la realidad, sea un tránsito largo y que se sustentará en los mismos caminos del maestro Yovera, siguiendo sus pasos, su ejemplo, su lucha, su perseverancia, su sencillez, su honestidad y esa increíble dignidad que lo sustentó hasta la muerte, ahí deberemos estar para hacerle llegar allá al infinito donde se encuentra, las respuestas de que su lucha, su ejemplo no ha sido envano, que ¡ahí estamos en la brega, siguiendo sus caminos! como Julio Yovera, está aquí ¡tan presente!
    Gracias infinitas por este homenaje que le hace, tan suyo y tan nuestro.

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