Haciendo Magisterio

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viernes, 30 de marzo de 2018

ALEGORÍA AL MAESTRO JULIO YOVERA BALLONA

Autor: Helí Ocaña Alejo

Era un hombre calmo, de mirada sincera y directa. En sus últimos días caminaba lento, como acompasando con su experiencia y sabiduría.
Julio Yovera, Manuel Guerra, Carlos Rojas y Heli Ocaña
Reía con placer, y sonreía a cualquier problema como sabiendo que todo tiene solución. Daba tiempo al tiempo como el encargado de debelar la verdad. Raras veces vi opinar de apresurado, esperaba su turno cual cazador, seguro de sus ideas que siempre dan al blanco. Nunca estaba en su agenda el apresuramiento, “si en este momento no se puede, podrá ser más tarde o mañana, o ¿Cuándo dispone de tiempo?” Era su inquisidora y comprometida manera de pedir una cita.

“Es mejor trabajar mientras otros descansan”, decía con la seguridad de un hombre dedicado al cultivo de la mente, del conocimiento y a la interpretación de la realidad. Es que antes, habría estado en reuniones, atendiendo consultas por el hilo telefónico, las redes sociales y los correos, que le quitaban su tiempo para algo sagrado para él: la reflexión y la creatividad.
Previo a la celebración del 88 aniversario
del PC del P - PR con Manuelcha, Gladys
Pajuelo, Merci Isidoro y Julio Cárdenas


Andaba mortificado cuando los frutos esperados no resultaban en el tiempo previsto, o cuando veía en la vida de los camaradas pereza por la reflexión, “comprensible en aquellos que no tienen un proyecto político”. Confieso, notaba en su semblante evidente desolación cuando afirmaba tremenda realidad. 

“Yo me encierro en las medias noches para sistematizar lo que en el día recojo” era su voz comprometida. Contrario a la tarea de Penélope, de día conseguía insumos y de noche tejía ideas. Al estilo del primer socialista de la tierra, compartía sus reflexiones con la gente que andaba de hambre y sed de información y conocimiento. 
En mi caso fue la última foto con Julio Yovera en vísperas de su
onomástico junto a su Esposa Betty Soto, Lucy Martinez,
Manuel Guerra y Carlos Rojas. Reunión inolvidable.
Escribir era su pasión y lo hacía con la fuerza legada por el amauta Mariátegui, a quién admiraba con amor de primavera. Escribía con la mente puesta en las nuevas generaciones con la ternura de Horacio Zeballos Gámez, quién fue su camarada de partido político; escribía con lenguaje poético admirando a César Vallejo, por quién hizo varias penitencias a su tierra natal  de Santiago de Chuco; y como culmen de su esperanza y lucha, asumía su rol político al ritmo de la exigencia del maestro Alberto Moreno, líder del Partido Comunista del Perú  “Patria Roja” del que era militante y alto dirigente nacional.


Los camaradas del PC del P - "Patria Roja" en su velatorio: Manuel Guerra,
Rolando Breña, Eleazar, Carlos Cárdenas, Cesar Barrera, Ybis y José Urviola
“Perdón, Permítame anotar la idea completa” solía decir con humildad al encontrar una idea o hecho importante que estimaba registrar. En ocasiones, hacía reflexiones en voz alta, para el cuál, nunca dejó de andar con una maleta negra donde calzaba todo, incluido una laptop y su cargador de batería envejecida por el trajín. La maleta era un pedazo para guardar revistas, separatas, folletos y libros que a diario compraba; que de seguro le gastaban su energía física por largas horas del día, pero llegado a casa pasado las 10 de la noche, se convertían en su gran cómplice de reflexión para consolidar las nuevas ideas y aportar al saber, a la cultura, al partido, y a las organizaciones sociales y populares en el cual militaba con convicción. 

Julio Yovera y Manuelcha Prado 
La organización popular de Carosio fue como la niña de sus ojos, porque “para enfrentar a un alcalde corrupto requerimos una organización sólida y movilizada” expresaba con seguridad, dispuesto a enfrentar a la gestión corrupta del alcalde chosicano, que en sus palabras era Nada Bueno.
Julio Yovera Ballona, fue y es un hombre que hoy ocupa otra dimensión. 

Al recordar un año de su partida y al tratar de  hilvanar un poco de historia, recuerdo sus apuros de viajero con los días y horas contadas. Infatigable para las actividades culturales, asistía a cuanto evento le era posible con el que fortalecía los músculos de su conocimiento. 
Julio Yovera en hombro de sus camaradas
Trajinaba en todo momento comentando de cultura, de publicaciones, de autores de libros y de la realidad nacional. La poesía era su vida y su vida era poesía; sobre todo desde el ámbito democrático, desde el lado del pueblo, desde el lado del corazón, desde la zona de los revolucionarios. Micaela fue uno de sus legados más valioso para entender a su natal Piura y al Perú. Será por eso, mientras él se debatía entre nosotros y los inmortales, la tierra de los tallanes enfrentaba a las aguas nada mansas del fenómeno de El Niño Costero del 2017.

Daniel Yovera con los restos de
su amado padre. La vida continúa.
Destinó muchas horas en viajes, estar sentado en los buses o en el colectivo para salir o volver a casa era su peor martirio. Con la autoridad de quién sabe que le están robando el tiempo, nunca dejó de soñar y luchar por sus ideales políticos: el socialismo.

Comentaba que solo el socialismo será capaz de dar al hombre las condiciones que se merece como hombre: orden, organización y tecnología para el desarrollo humano.

Julio Yovera, descansa entre los inmortales, sobre todo, entre sus verdaderos amigos, entre sus discípulos, entre sus seres queridos. Su voz llamando a ser inflexible contra la corrupción y el enemigo sigue sonando en cada campanazo de la plaza pública.

Hasta siempre buen maestro y ser humano. 

L. 30/03/2018

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