Haciendo Magisterio

Haciendo Magisterio

martes, 9 de julio de 2019


IDENTIDAD Y AMOR POR LO NUESTRO 
Por Heli Ocaña A

Mi amor por el arte y la belleza es incólume. Siempre sentí pasión por la música, la danza, la pintura, el dibujo, el teatro, la poesía y la actuación. 
Reconozco que mis habilidades en el mundo del arte tienen serias limitaciones, mis palabras superan en millas mi práctica. Recién descubro aquello que en mi infancia no logré practicar con continuidad. Pienso que bailar  lo nuestro es expresión de amor a nuestra patria. 
Recuerdo el día de la fiesta de mi promoción de educación primaria. En diciembre de 1979 recibí dos correazos terribles de mi maestro porque no estaba bailando con mis compañeros. Es que nunca antes había bailado.  

Mis compañeros me quejaron ante mi profe logrando que resonara sobre mi piel ese látigo feroz  que me hizo danzar sin temor.  Admito, las palabras conmueven pero el ejemplo educa y forma.
La educación, siendo un proceso socio cultural debe estar reforzado por la experiencia, la práctica y el buen ejemplo. 
Pocas veces en mi vida bailé colectivamente. Siempre me cuesta aprender el ritmo y estilo de las danzas que no son de mi origen y costumbre; me resulta caro conjugar mis pasos con aquellos que saben hacer con garbo, fineza y disfrute; pero, tenemos la responsabilidad moral de hacerlo.
Recuerdo que en 1997  bailé Los Caporales junto a mis colegas en homenaje al día del niño. No se por qué, pero logramos sacar los aplausos de más de 3 mil personas que habían colmado la plaza de toros de la provincia de sihuas, escenario del acto cultural. 
Confieso que nunca he dejado de admirar a los niños y maestros que saben de música y de danza. Ellos gozan de la belleza con inigualable habilidad, sembrando esperanza.

Como buen peruano, todos tenemos la obligación de saber y practicar el arte de la danza. Es la única manera de recuperar y transmitir nuestra identidad cultural forjando conciencia y amor por lo nuestro. Es valioso reforzar el espíritu creativo e innovador de los estudiantes y es obligación de los padres reforzarla.
Somos una patria con cultura milenaria, y contamos con tanta variedad de danzas que son motivos de admiración de todo el  mundo. Puno con la fiesta de la Candelaria; Cajamarca con los carnavales igual que los apurimeños y  ayacuchanos; la selva con la fiesta del San Juan; Cusco con la fiesta del Inti Raimy igual que Huánuco; las danzas criollas de la franja costera; y tantos otros como la Marinera Norteña de Trujillo, son espacios y escenarios de real revaloración de decenas de danzas. 

No podemos dejar de citar las actividades religiosas, ganaderas y del calendario agrícola como la siembra y la cosecha que se concluyen celebrando con amor, solidaridad y bendición, muchas de ellas se han traducidos en expresiones de baile y jolgorio.


El canto y la música que acompaña la danza es otra riqueza de nuestro país. Los ritmos y estilos innumerables caracterizan el espíritu jaranero y alegre del hombre peruano. Riqueza que nos anima aprender, construir y cultivar el arte, tal como lo hacen decenas de niños  de las instituciones educativas. 
Los miembros de la comunidad educativa puede asumir un rol más dinámico para promover y practicar lo nuestro. No olvidemos que el arte es la expresión de la belleza humana. Construyamos identidad y peruanisemos el Perú con la misma fuerza y optimismo que nos inculcó el maestro José María Arguedas y el amauta José Carlos Mariátegui.
SMP, 10 de julio del 2019

jueves, 4 de julio de 2019

JULIO YOVERA B. COMENTA LA OBRA DE JONATAN PAREDES V. (1)

DOS MUNDOS DIFERENTES Y OTROS CUENTOS AMAZÓNICOS 


"LA OBRA DE UN MAESTRO COMPROMETIDO CON SU PUEBLO"

Nota preliminar: Julio Yovera, maestro y militante de partido Comunista del Peru - Patria Roja, no dejó pasar la oportunidad de objetivar la realidad cuando le tocaba analizar un tema. Conocedor del método científico, fue capaz de interpretar la realidad con objetividad, y eso es lo que hizo al comentar el libro del maestro Jonatan Paredes. 
Estando en vísperas del día del maestro, me atrevo publicar este texto, valorando a dos maestros, a Tallan, representado por  Julio Yovera, y a Runcato, representado por Jonatan Paredes, ambos de la región Piura y Ucayali respectivamente. 
Las aguas del río Piura llegan al Pacífico y el de Ucayali al Atlántico; sin embargo, Tallan y Runcato, unen  sus ideales en una sinfonía sin fin por un mundo mejor, una patria libre, un pueblo con justicia social, un ambiente sano y saludable, y una nación prospera e integrada. Con esa seguridad, les invito a leer el comentario de JYB que con mucha alegría y satisfacción me entregó JPV en el año 2015. 
En este día del maestro les abrazo a los dos camaradas, por que demostraron que la producción intelectual es sinónimo de liderazgo. Julio desde allá y Jonatan desde aquí, unen el camino de la lucha.




Aquí va el comentario completo de JYB:

"Ucayali, es una parte de la vasta región central de la amazonia peruana. Su superficie territorial es de 102, 410.55 km2, que representa el 7,9% del territorio nacional. Su capital es la ciudad de Pucallpa. El eje articulador de la vida es el río Ucayali, uno de los más importantes que aporta sus aguas al portentoso e inmenso Amazonas. En su suelo se desarrollan sus culturas ancestrales, la más caracterizada e identidad afirmada y arraigada es la de los shipibos Konibos. Parte de las luchas sociales de esta región tuvieron en estos a sus protagonistas. Como sabemos, la falta de una cultura de respeto de los grupos de poder ha hecho que sobre las etnias autóctonas del país y de América Latina en general, caigan las peores desgracias bajo las formas de exterminio, de esclavitud y de violencia, y todas estas desgracias con el único fin de saquear sus recursos naturales, ayer el caucho, ahora la madera, su fauna, sobre la que recae una depredación que atenta seriamente con el medio ambiente y la biodiversidad.

Vale la pena enfatizar que la gran unidad de los pueblos de la amazonia del Perú, incluso de las regiones ha sido difícil de lograr precisamente por las diferencias, enconos, desencuentros entre etnias. Muy pocos fueron los casos en los que los movimientos regionales amazónicos lograron su unidad, y solo cuando la imposición y el dominio de los grupos de poder violaron su territorio, los nativos se unieron, es el caso, por ejemplo, de Runcato, líder nativo que en 1765 logro expulsar a los misioneros, posteriormente los nativos siguieron siendo exterminados. La época del caucho fue terrible, pues, un reclutamiento compulsivo los esclavizo y extermino, estos son temas que la literatura latinoamericana trata y denuncia, como es el caso de José Eustasio Rivera (La vorágine) y Richard Collier (el río que dios olvidó), entre otros.

El hombre amazónico en contacto con su medio y por herencia ancestral cultural tiene su cosmovisión que les es muy particular, tiene su modo de entender la vida y su modo de vivir. Cuando no ha tenido el peligro de las amenazas externas ha sido un ser libre como tiempo toma prestado a lo que encuentra en la naturaleza, Esta es una de las ideas que desarrolla Jonatan Paredes Vásquez en el libro que hoy comentamos.

Dos mundos diferentes son los espacios en los que se desenvuelven los hombres que interactúan en lo que llamamos civilización y lo que es el ambiente de la selva. Y entonces nos encontramos con una narración que solo es posible en esa visión que el autor declara que existe en el mundo ancestral y que el hace suya. Por eso nos habla de los mundos o de las dimensiones que son clasificaciones que no corresponder a la racionalidad del subrayamos que la primera fortaleza que tiene el trabajo de Jonatan es hacernos conocer esos mundos maravillosos que menciona y que sostienen y abarca la cosmovisión de esta cultura.

“Jene Nete - Mundo de las Aguas
Non Nete - Nuestro Mundo
Panshin Nete - Mundo Amarillo
Jakon Nete - Espacio Maravilloso, donde está el sol”

La obra que hoy presentamos abrazo literalmente esos mundos, no sin contradicciones y sin tensiones, los mundos de las aguas, de los ríos, de as lagunas, de las lluvias, el mundo de la tierra, de los seres silvestres, de los animales, el mundo del cosmos, de los cuerpos celestes, todos ellos unidos en una interrelación dialéctica de vida con el mundo de los nativos, de los seres humanos, el mundo de la convivencia de todos los días.

Desde ese mundo, integrado y único, nos entrega el cuento estandarte que es desde nuestro punto de vista el emblema que articula todo el libro. Una creación que describe una aventura que se inicia en un punto del río Ucayali y cuyas aguas por impulso de la corriente los lleva a los pequeños exploradores a Puerto Azul, lugar donde todo es armonía pues comparado con el pueblo donde viven Congompe y Boqui, nombres de los protagonistas, es un paraíso, no por su exuberancia ni su exotismo, características que están presentes en la literatura palaciega de los tiempos feudales, sino porque en aquel mundo todo esta ordenado: los maestros trabajan, las aulas están limpias, la gente es honrada. Lucerito la niña amable representa el porvenir luminoso de la patria y entonces se convierte en solida esa esperanza, y aun cuando nuestros dos amiguitos han estado en las entrañas de Ronin (Yacumama) que los trago, nos queda la certeza que un mundo mejor si es posible.

Hay un factor que es requisito de toda buena narración, tiene que ver con la capacidad del escritor para poetizar el lenguaje y para simbolizar o metaforizar lo que se dice, y en ese sentido, el cuento primero del libro que estamos comentando, está lleno de expresiones que nos permiten tener convicción que la poesía esta presente en el lenguaje como podemos constatarlo en el siguiente párrafo:
“El sol diluía pacientemente el espeso manto, e iba desvelándose ante mis ojos mi olvidado pueblo.”
En esa poetización de la narración, la creación tiene la ventaja de anticiparse a la realidad de la mañana, lo que lleva a un implícito cuestionamiento de la realidad presente, pues, quien no sabe que hoy en días los ríos de todas las latitudes del planeta desfallecen por la acción, entremezclado de palabras de uso regional.

“De pronto entramos en una oscuridad, ya no escuchábamos a los loros, ya no había neblina, y … ¡oh sorpresa¡, atónitos comprobamos que estábamos... ¡en un río cristalino¡ viendo mover sus aletas a tremendos sábados, boquichicos, bujurquis, tucunares y acarahuazus que nos miraban con sus ojitos radiantes, un grupo de gamitanas vinieron a nuestro encuentro, y como si besaran nuestra embarcación nos daban la bienvenida”

Toda la magia, los mitos, las costumbres, las creencias han sido tomadas por los hacedores de arte en su forma escrita, en sus pinturas, en sus bailes, en su música. Los artistas trasladan a su obra la realidad y la subjetividad de sus pueblos. Eso es lo que los convierte en heraldos de la vida, en seres que configuran la estirpe de los especiales. En ese sentido el escrito de Jonatan Paredes Vásquez es una esperanza y trasciende porque ésta no se queda en él, sino que la expresa, la socializa y la transmite, como un aeda de los tiempos luminosos que vendrán.

Tengamos en cuenta que es el lenguaje poético el que le da carácter de arte a la palabra. Solo la palabra que produce goce estético, que conmueve, que contagia sensibilidad es poesía. Sin embargo, el escritor que ha adquirido un compromiso con su pueblo tiene el deber ético, moral, de escribir y hablar de la vida como la vida es. En ese sentido, Vallejo y Arguedas, solo para hablar de los nuestros, son un ejemplo. Ahora bien, en una región como la Amazonia, donde la magia de los mitos y creencias explican el mundo, son éstas las que se convierten en insumo del arte poético, pictórico, musical, cuyo eje será siempre la realidad. Por eso mismo, Jonatan Paredes Vásquez, consecuente con ese postulado les da el lugar que les corresponde en el relato. La magia no niega la realidad.

“La mayoría éramos de condición humilde, nuestros hogares eran de bajo nivel socio económico y cultural, pero un grupo de condiscípulos eran hijos de empleados públicos y comerciantes, y a ellos no les faltaba nada, “No sabían que era la pobreza”, como decían”

“Una tupida neblina cubría como un manto blanco la apacible Orellana, pueblo de hombres y mujeres pujantes que luchan día a día por sobrevivir en la permanente contradicción de “vivir muriendo”. A esas horas de la mañana, la gente se dirigía hacia el centro de abastos para comprar plátanos, yuca y pescado con que alimentar a sus hijos, pero otros compraban lomo fino de res, y decían: ¿acaso soy pobre para comer chiuchiu?, o también: “de tanto comer pescado, hasta escamas me van a salir”

“Todos los días veíamos las miserias de los mayores: borrachines durmiendo en las calles arenosas, esposos golpeando a sus esposas, asaltantes de comercios, madereros depredando los bosques, frecuentes robos en las casas: ¡Este es nuestro mundo!, dijo Congompe.”

Jonatan Paredes Vásquez continúa la tradición de los escritores regionales de su pueblo como Francisco Odicio Román, quien dejo una obra que las autoridades debían difundir y que tituló Mitos y leyendas de los chamas, de Ulises Reategui, compilador de Creencias, mitos y leyendas. No tiene por que sorprendernos que sea así. El escritor no inventa caminos, lo que hace es continuar sendas que otros ya recorrieron, y en ese proceso, adquiere la capacidad de crear algo nuevo.

Y lo nuevo es pate medular de la narración que comentamos. El autor, valiéndose de una licencia literaria que significa básicamente quebrar el sentido de la lógica como una manera de tomar distancia de la realidad adversa, los niños aprenden y aman la lectura. Siento y compruebo una vez mas que vallejo no solo es universal, sino que es de todas las latitudes de la patria, de todas las culturas, que esta en la costa, en los asentamientos humanos como esta en los pueblos andinos, en los conglomerados amazónicos, en medio de los bosques y esta en todos los pueblos. En efecto, en esa escuela ideal, los niños leen a Paco Yunque el inmoral cuento del escritor planetario de Santiago de Chuco.

Para que así sea, en el caso particular de los dos mundos, Jonatan ha tenido que sentir el palpito cotidiano de un pueblo que además de vivir aspira a un orden mejor, que siente la necesidad de construir una fraternidad que haga que los seres humanos se abracen y se viva en armonía con la naturaleza.

El escritor siente en su espíritu y en su piel este grito que no aflora generalmente de la garganta sino del alma, que no solo requiere de una comprensión racional del mundo que lo rodea, si no sentirla, amarla, que no solo le basta identificarse con esa realidad, sino ser parte de ella. De manera que su creación es el testimonio de su vida, de su entorno.

El literato es un soñador, predice el mundo, lo imagina mejor de lo que es en este momento. No hay solo una literatura a modo de crónica, hay también una literatura a modo de anticipo. El escritor es un adelantado de la realidad. Jonatan Paredes Vásquez Contrasta su esperanza con la de la dura realidad que se ha ensañado duramente con el pueblo. Los símbolos que se usa no están en sus fantasías, sino que es parte sustantiva de la vida.

El autor de Dos mundos es maestro, maestro profundamente comprometido con las luchas de los maestros, de su pueblo, de su país. Y por eso se ha comprometido, como buen discípulo de Mariátegui e identificado con el legado de Horacio Zeballos, con la educación y las luchas de los pueblos. Entonces su creación no solo es una revelación de la Amazonía y sus misterios sino también una protesta contra la injusticia, porque esta literatura, estos relatos que nos entrega son la expresión de un levantamiento y una denuncia de las que cometen los grupos de poder que atentan contra la vida de las personas y atentan contra el medio ambiente.

Con niños y niñas de Casma, en un evento de la asociación
de poetas, dirigido por Guido Luna 2014 

Esto lo podemos percibir a lo largo de todo el texto, pero de manera particular en las partes donde denuncia a la taladores de los bosques. El libro es una protesta, un llamado de atención al sistema depredador. Los vaticinios son alarmantes, hay expertos que han señalado que para el 2050 la mitad de la selva existente en todo nuestro continente habrá desaparecido. ¿Cuál es la suerte que les espera a los 33 millones de personas de las ciudades de la selva, que destino tendrán los 385 pueblos nativos que existen en los países amazónicos? Los gobiernos y los grupos de poder no les interesa este grave problema y solo la literatura y los grupos medio ambientalistas se atreven a denunciar.

Uno de los logros de Jonatan Paredes Vásquez es el de recrear literalmente la importancia de los valores. Tiene en ese sentido un fin didáctico. Si los procesos de enseñanza-aprendizaje deben servir, además de adquirir conocimientos, para mejorar al ser humano, un buen material para lograrlo es el presente libro. En sus páginas están presentes el valor de la amistad, el valor de la solidaridad, la honradez, el respeto a la vida.

El mundo mágico de la Amazonía, los seres animales que tienen vida. Los hombres buenos y los hombres malos, vinculados a la naturaleza nos dan una visión literaria y poética de la realidad selvática que un docente como Jonatan Paredes se ha atrevido a escribir.

Que su pueblo lo lea para que afirmen mejor el sentido de dignidad y pertenencias."

Fuente: Copia de la original que cuento en mi poder.