JULIO YOVERA, EL MAESTRO PRESENTE
Heli Ocaña Alejo
La partida de un amigo nunca deja de
ser dolorosa.
Lo de Julio Yovera desniveló el
camino.
Su ausencia física se hizo eterna, y
los túneles iluminados por su conocimiento, se volvieron oscuras, tal vez es
una exageración, pero no es posible decir menos frente a su inesperada partida.
La pista está vacía por la ausencia de un incansable combatiente, que tuvo un
valor agregado, ser obrero de la cultura.
¡Pronto estaré bien para continuar
con nuestros proyectos!, fue una de las últimas frases que escuché de él. Lo
dijo con convicción, sentado en su lecho del Hospital Almenara, el domingo 26
de marzo del 2017; cuando el reloj marcaba casi las 5 de la tarde.
Ahí estuvimos con Carlos, atentos y
preocupado por lo que vendría. La despedida de ese día fue de perspectiva.
Salimos de la habitación con una profunda nostalgia en nuestras mentes, para
luego caminar por el largo pasillo del hospital, sorteando el tránsito
apurado de decenas de personas, que al igual que nosotros, iban hablándole al
vacío con la esperanza de ser escuchados, ansiando recuperación de la salud de
familiares y amigos.
En ese tránsito de la lucha por la
vida, imaginé que a Tallan le esperaba dos caminos: el de la vida o el de la
pronta eternidad. El café que nunca nos llegó en el cafetín del Hospital, se
convirtió en jugo de papaya. Ese día faltó el tercero con sus respectivos temas
apasionantes de la cultura, la educación, la investigación, el conocimiento y
sobre todo, de la gestión y la política pensada en la dimensión de las
necesidades humanas.
Pasado unos días de esa última cita,
el sábado primero de abril por la mañana, junto con Carlos, fuimos parte de 6
personas entre familiares y amigos, los que cargamos el cuerpo de Yovera, para ingresar
oficialmente a su última morada en los Jardines de La Paz del sur de Lima,
junto con cientos de personas cundidos de dolor. El nuevo comienzo para él,
había empezado dos días antes, el jueves 30 de marzo. Los que quedamos en esta
aldea social, nos toca actuar con su ejemplo y constancia en memoria a su
lucidez y retos permanentes que él solía proponerse.
Confieso, el viernes 24, por la tarde
le hice una penúltima visita al hospital. La voz quebrada de Carlos, al
llamarme el día anterior me removió mi conciencia y prometerme ir a verlo de
inmediato. Llegué al hospital a tientas y sin permiso ingresé a la habitación
252. Ernesto, Macazana y una maestra hacían la guardia, no reparé en la larga
cola de visitantes para sumarme al grupo de los que ya estaban con él. Sin
mediar muchas frases, nos dimos un gran abrazo parecido al de dos hermanos muy
queridos que vuelven a reencontrarse. En seguida me integré a la animada conversación
sobre temas de su salud, cultura y política. Con calma nos dijo que pronto
estaría mejor para seguir en nuestros proyectos, en nuevos proyectos.
Al acabar mi turno y al ser yo el
último del grupo en salir, me cogió de los antebrazos para expresarme con
firmeza "yo te estimo mucho camarada y tenemos que seguir
trabajando con firmeza", y me pidió, que "me siga quedando"
porque me consideraba como a un hermano; Pero, como siempre le caracterizó a
él, me recordó diciendo "si tienes trabajo que hacer en la biblioteca,
tienes que ir a cumplir tus responsabilidades" y así fue. He ahí el valor
de un luchador con esperanza, nunca es ajeno a los quehaceres de la vida.
Considero que aquel día, él vio en mí, esa manifiesta debilidad que uno siente
al ver a un amigo enfermo. Su aliento fue una gran motivación, de esos que
suelen hacer los grandes líderes.
Aún veo en su rostro, la esperanza y
la seguridad por la vida. Nunca dejó de instar a seguir trabajando en los
sueños; pero, el camino de su despedida había empezado, aunque nadie imaginó
que iba ser tan pronto, justo en las vísperas del mes de las letras, de la
literatura infantil y del libro; temas del cual, habíamos hablado animadamente
en el mes de enero, cuando le conté, los planes del año y a mediano plazo. Por
su puesto, su entusiasmo siempre fue grande, como siempre imaginan los
piuranos. Apostó mucho por la cultura y sentía nostalgia frente a la ingratitud
y la apatía.
Revisando la historia, no recuerdo el
año en que nos conocimos, pero fue un privilegio conocerla. Fue un maestro en
quien se puede confiar. Valoraba mucho la amistad. No importa cuando, pero
desde que nos conocimos con el c. Tallan, nunca hubo distancias, dudas ni
murmuraciones. Discrepar era un derecho, pero ponernos de acuerdo
fue una obligación ética y moral, orientado a luchar por un Perú próspero,
moderno y justo. Sentía tanta indignación frente a la corrupción grande o
pequeña, no interesaba en que espacios, pero su rostro mostraba sus líneas más
profundas cuando hablaba de esa maldición. Parte de esta historia
sin importancia para algunos, señalo un hito en nuestro trabajo cultural y
político del 2011. Por pedido especial de un maestro, recibo el encargo de
dirigir la escuela de Formación Político Sindical del SUTEP. Y con apoyo de
muchos, logré organizar un curso de formación, la mejor sostenida de los
últimos tiempos, por los contenidos tratados, por su pluralidad y perspectiva.
En esa labor, Julio fue un docente clave y el de los más comprometidos,
dictando 12 horas de clases magistrales sobre "Mariátegui y su influencia
en la Educación". El auditorio del local Magisterial cobijaba a los líderes
magisteriales. Recuerdo que sus palabras pausadas, claras y precisas, no
admitían duda. Era convincente. Las preguntas que surgía eran solo
para afirmar. Con voz fervorosa, como quien ruega a sus hijos, instaba a los
participantes, que la labor del maestro tiene que ser con el ejemplo como lo
hacía JCM. Exigía que esa labor debe partir conociendo la realidad para interpretarla,
usando el método científico, y buscando contribuir al desarrollo nacional y las
grandes transformaciones que la patria espera. Los maestros participantes de la
escuela encontraron en sus palabras convicción, fortaleza y consejo de un
hermano mayor.
Pasado un tiempo, y como resultado de
esa valiosa experiencia, Julio supo sistematizar la experiencia y con mucha
sapiencia y emprendimiento intelectual, escribió un libro titulado "La
Docencia Matinal de Mariátegui", escribí la presentación donde digo
"la docencia matinal de Mariátegui, obra del maestro Julio Yovera, es
fruto del esfuerzo, compromiso y reflexión, personal y colectivo, hecho con
ocasión del desarrollo de la escuela de formación sindical… del SUTEP, ... El
maestro Yovera asumió la responsabilidad de dirigir el módulo de formación
titulado "Mariátegui y su influencia en la educación". Curso
novedoso, motivante y con profundo contenido político e ideológico que
comprometió a los participantes con la vida, pensamiento y obra del amauta...
Mi mayor reconocimiento al autor de la presente obra por haber generado y
despertado en los docentes el interés para conocer, entender y transitar por la
ruta de uno de los hombres más preclaros que ha producido el pueblo peruano: El
Amauta José Carlos Mariategui. Esta obra tiene ... el objetivo de mantener vivo
la esperanza de un mundo mejor." (Pág. 9-11). Esta obra le permitió recibir
un sin número de invitaciones para ser presentado en el interior del país.
Cajamarca fue una de ellas, y ahí estuvimos con la juventud de las
universidades, en el auditorio principal del Gobierno Regional, institución
auspiciadora de la jornada cultural.
Yovera, gran atleta del
conocimiento, es autor de un folleto titulado "Vivir no es respirar,
es obrar. Una visión de la poesía de Horacio Zeballos Gámez", y al
entregarme dicha producción me dedica una frase "Para el C. Heli Ocaña,
con la cordialidad y el aprecio de colega y amigo. Lima, 13 de diciembre del
2012", en la página 21 de dicha producción intelectual se puede encontrar
el siguiente texto que parece a autobiografía "la voz de Horacio era la
del hermano calmo que transmitía confianza a quién justificadamente y con razón
estuviera a punto de atraparlo la nostalgia debido a la ausencia física en el
seno del hogar. En ese ambiente se templaron los maestros del SUTEP. Y eso es
algo que ni los reaccionarios jóvenes y los fundamentalistas Del pensamiento
dogmático están en la capacidad de entender y valorar", entiende que el
liderazgo no se construye con palabras frías, sino, mostrando compromiso con
los grandes ideales.
Así como es agudo en la política fue
muy tierno con su familia y el pueblo. En su libro de poesía "Testimonio
para Micaela" - primera edición 1992 con motivo de los 500 años de
agresión colonialista y de resistencia indígena - muestra grandes dotes de
hombre sensible. En esas páginas anuncia su constancia y ejemplaridad de lucha,
y también canta su partida, que ocurrirá en cualquier punto de la vida. En la
página 32 escribe "Nuestros muertos, Micaela, no son muertos. Nuestros
muertos, Micaela, son fogata perpetua." Aquí muestra el valor a la familia
y a la sociedad, tanto como Vallejo, como Mariátegui, como Arguedas o Basadre.
Siempre vio a la familia, en su unidad y solidaridad. Siempre mostró que somos
parte de un todo y el individuo como tal, es solo una ilusión. Por eso, usa la
palabra "Nuestros" como sintiendo que solos no somos nada; nos hace
entender que necesitamos ser comunidad para enfrentar todo. Y como viendo el
atardecer de su vida, aun estando en la juventud de sus pensamientos, dice
(pág. 34) "Micaela, el sol no engaña, su corazón es una llamarada y a
cabalgado el tiempo" y efectivamente, ahora no siendo aún tarde para su
vida, partió cual Quijote cabalgando en sus sueños, contagiado de nostalgia al recordar
a su inolvidable Piura, cantando en la página 40 diciendo
"cuando llegaba el río, lento y sucio como viejo caminante, los algarrobos
aplaudían, los Sauces se inclinaban, las lagartijas correteaba, la churrería
cantaba" y lamentablemente, cuando él se debatía a corazón partido contra
la enfermedad, esa noche del 27 de marzo, Piura se enfrentaba exponiendo el
corazón de la ciudad, a esa indetenible inundación que avanzó desde tempranas
horas sin tregua ni compasión, insensible al grito de los niños y
ancianos. Desde esa noche fatídica para Piura, Julio solo
esperó el tercero para partir para siempre.
En su condición de maestro, nunca
dejó de usar la pluma para enfrentar la crisis, los antivalores, a los enemigos
del pueblo y a los manipuladores; ninguna noche oscura ni los avatares de la
vida le convenció para abdicar de sus principios. Fue un roble, duro como sus
ideales.
Integrando un equipo de profesionales
del SUTEP y Derrama Magisterial, fue un activo movilizador en la elaboración de
una propuesta de Diseño Curricular alternativo para la Región Arequipa. El
documento fue bien recibido por la comunidad Magisterial, los medios de
comunicación y el MINEDU; pero, por la mezquindad de algunas malas autoridades,
le pusieron el cabe con la famosa "mesa de análisis" antes de ser
aprobada para su aplicación. Sin duda, hubo un gran debate en la región y
recuerdo, que viajamos con el maestro Yovera, quién sustentó con suma lucidez
sobre la importancia y pertinencia del proyecto, ante la Comisión de Educación
del Consejo Regional. El consejero opositor se limitó solo a balbucear sobre
temas administrativos, porque el contenido de la propuesta era irrebatible.
Como suele ocurrir en esta patria que
aún sigue en pañales, vino el cambio de gobierno y la esperanza se fue tornando
pasado. Ahí queda durmiendo un proyecto, asunto que tanto indignó a Julio, tan
igual como a nuestros hermanos Arequipeños, como al Ex Diputado ..... Nuestra
cultura no admite innovación, somos expertos en cabes pero grandes mediocres en
construir propuestas.
A tenor de la última frase anterior,
Julio considera que la Docencia es un acto de fe y esperanza, donde el maestro
y alumno son parte de un todos inseparable, donde cada uno se renueva, y está
en las manos de las autoridades desarrollar las políticas. Por eso encuentro
coherencia cuando escribe en La Docencia Matinal de Mariátegui, (pág. 87)
"Esta actitud rompía la distancia entre quién aprende y quién enseña. Por
eso sostenemos que Mariátegui planteó el tema pedagógico desde una dimensión
nueva. Y allí es que volvemos a lo que dijimos en el inicio de este trabajo:
así como Mariátegui se orientó como excelente maestro de sí mismo, ya como
docente de la Universidad popular supo ser un maestro cabal, sólido en su
formación y solidario compañero de sus alumnos." Y eso es lo que hizo con
sus colegas del sur, y será por eso que ningún año dejo de ir allá, para compartir
sus saberes, fruto de su propia universidad de la vida, más que del influjo
teórico de las aulas inmaculadas de costosas universidades.
El camino recorrido por Julio no fue
lineal, nunca lo fueron; tan igual que las experiencias educativas de Jesualdo
- en "Vida de un Maestro" - hizo de la vida un gran
escenario de aprendizajes orientado a la superación y al cambio . Eso se
evidenció en muchas e incansables conversaciones; el rincón de un café era
escenario de tertulias indetenibles, salíamos a su puerta para despedirnos, y
de pronto resultamos en el paradero del colectivo, en una interminable
conversación de valiosos temas de la vida, la cultura, la gestión del estado,
etc. No había un tema ajeno a su conocimiento y al proyecto país, proyecto
educación, proyecto desarrollo humano, proyecto cultura. El maestro Carlos
Rojas, parte del trío sabe de las metas.
Su modestia a toda prueba, siempre
marcó el camino a seguir, un no, era imposible en su respuesta.
Siempre dispuesto al reto, usaba su
tiempo para construir. Muy libre de ataduras egoístas y triquiñuelas
individualistas, trató de ser muy objetivo en sus apreciaciones, muy agudo en
el análisis y paciente en el logro de las metas.
Convencido del valor del estudio, de
la lectura y la escritura, nunca dejó de sentir la necesidad de la producción, sabía
que es la única manera de trascender y contagiar a los demás.
Dicen, que los emprendedores son
apasionados y exigentes consejeros, se parecen al padre que no ve agotar sus
fuerzas para dar al hijo lo mejor de sí. Será por eso, Julio no desperdiciaba
ninguna conversación para sugerir crecimiento. Evalúelo maestro, solía decir
cuando planteaba una idea novedosa.
Tenía en mente escribir temas relacionados
a la labor de los profesionales de la salud, sobre todo de las enfermeras. Sentado
sobre la cama y con la serenidad de un intelectual orgánico, y tocando su cien
con su índice derecho dijo, "si lo tengo que hacer", y como hablando
a los oídos, nos comentó que ya tenía organizado las ideas fuerza para escribir
al respecto. Comentó con suma admiración, que son profesionales muy sensibles,
reiterando "no sólo conmigo sino con todos los pacientes. Ahora sé que son
personas que te dan aliento y sonrisa, estoy muy agradecido" comentó.
Manuel escribió un texto conmovedor a
los trabajadores de la salud, luego de haber estado internado en un hospital
capitalino. Recuerdo que Julio, Carlos y yo le fuimos a visitar una tarde. Aquel
día vivimos una inolvidable experiencia del lenguaje de señas y escritura
compartido por el buen paciente, autor de la Copa de la Muerte.
Julio, de quién hablo con mucho
respeto como siempre, aún estando en su lecho, donde debería pensar más en sí,
estuvo más cerca a la comunidad y a sus problemas. Es decir, un gran socialista,
un humanista. No dejó rendijas para la pereza ni la mediocridad. Siempre estuvo
atento para hacer de la experiencia un verdadero saber y enseñanza. Los
instante de su vida, como dicen los especialistas del marketing, usó para
compartir vida.
Ernesto, un amigo suyo lo sabe. Con Tallán
se podía pensar y mirar prontamente el futuro, sentir de inmediato el lejano
porvenir y trabajar vehementemente por ella. Su compromiso se expresaban a la
vista cual vendaval playera que zas te azota a la cara para decir ¡oiga
avancemos!
Convencido de la universalidad del
poeta y sus ideales, mantuvo a Vallejo entre los hombres más influyentes en su
vida. Sus palabras sobre él, eran en la dimensión de hombres ejemplares. Una
mañana de abril del 2013, me transmite la invitación para ir a Santiago de Chuco
a participar de la programación de Capulí, Vallejo y su Tierra. Me
habló tanto del poeta, que sus palabras describían a un Vallejo tan vivo y
presente. Dijo que Danilo Sánchez Lihon había extendido la invitación; y como
no podía ser distinto, acepté ir allá. Su rostro se dibujó de alegría, y me
dijo en confianza, que le hubiera sido imposible entender que un presidente de
Derrama Magisterial no quisiera estar presente en la tierra del hombre más
universal que parió el Perú. Obvio, no hablaba de mí, hablaba sobre el
presidente de la entidad previsional de los maestros del Perú.
Viajar a Santiago de Chuco, era
cargar un tributo que represente al fruto de las mentes, para compartir con el
pueblo algo que le hubiera gustado al vate. Con el concurso ingenioso de Julio
Yovera y apoyo decidido del equipo de imagen, logramos en tiempo récord,
elaborar un libro no muy pequeño pero hermoso, titulado "Homenaje de los
Maestros Peruanos a Cesar Vallejo (1892-1938) Poeta Universal",
conteniendo 20 de sus mejores poesías, 31 fotografías, y un cd con poemas y
audio que rememora la vida de nuestro poeta universal.
Nuestra meta de entregar a la
población santiaguina fue un éxito. Ahí estuvimos con Julio, en medio de los
más de 5 mil personas que a diario acudían a las celebraciones de su amauta.
Con él armamos los paquetes de libros para ser enviados a las instituciones
educativas de la provincia, según número de maestros de los colegios, cuyo
docente o miembro de la comunidad estaba presente en esa fiesta a Vallejo.
Pensamos en el maestro ausente para hacerle llegar cultura.
Andamos tanto en Santiago, que
nuestros pies se habían acostumbrado a no parar, nuestras ganas de trabajo
también. En ese tránsito, llegamos al cementerio, justo al mausoleo de Cesar
Vallejo y su familia. Llegamos a la presencia de Vallejo, y no necesitábamos
estar en el Montparnasse, para sentir la energía de ese hombre incomparable.
Hicimos un minuto de silencio sin proponérnoslo, el lugar ameritaba y Vallejo
contagia. Un Serrano como yo, siente el influjo de la naturaleza, el mensaje de
la mamapacha.
Seguidamente, Julio empezó a hablar,
no mostraba cansancio ni se detenía en su verbo. Decía tanto, tanto, que me
mantenía en silencio por que chocaba con mi ignorancia, mi desinformación y
tanto desconocimiento sobre la vida del poeta. Posando para las fotos del
recuerdo o fungiendo de fotógrafo por ratos, lo daba duro a la palabra, como
confundiéndose con los grandes auditorios, donde entre cientos yo era parte del
público. Esa vez lo sentí muy locuaz, su manera suave y lento para
hablar, había subido de tono y velocidad. Su energía era imparable,
hasta que llegó el momento para decirle, "vamos ya profe" al que aceptó,
pero proponiéndome ir al otro extremo superior de la ciudad, al tanque de agua,
para mirar desde ahí nuevamente esta amada tierra de César.
Efectivamente llegamos al tanque de
agua, y tomamos fotos, le repetía a mi amigo el consejo de Wilfredo Kapsoli
cuando dice, "el registro más exacto de la historia es una fotografía".
Ahí en mis archivos deben estar esas fotos si no fueron llevados por los
delincuentes que en más de una ocasión fui su víctima.
El viaje a Santiago me dio tantas
emociones inolvidables, conversaciones en la ciudad, debates sobre Vallejo con
los peregrinadores de diferentes países del mundo, y sobre todo, desayunos,
almuerzos y cenas con muchos hermanos menores de Vallejo. También guardo en mi
recuerdo la casa de Vallejo, sus paredes, el capulí y la energía vital que
transmite.
Caray, como cunde un socialista como
Vallejo. Si efectivamente hay la otra vida, Julio debe estar en la mesa
universal de Vallejo y Mariátegui, contándoles de Santiago de Chuco, del SUTEP,
de las luchas del pueblo y de su querida quebrada Carosio, con la misma
velocidad, energía y claridad, con el cual me habló de la vida y un mundo mejor
para el Perú, en el cementerio de la tierra Vallejiana. Envidia no es, ojalá
cuando me toque partir, pudiera tener la suerte de él.
Los sueños no son realidad si nunca
fueron sueños. El Perú merece un destino mejor, del color de los sueños de los
luchadores incansables al que se suma Yovera, nuestro hermano, al decir de
Margoth Palomino, al dedicarle canciones revolucionarias en su velatorio.
Volviendo a Santiago de Chuco, siendo
la mañana del último día de nuestra estancia en el 2013, nos encontramos con el
maestro Julio, en la aún silenciosa plaza de la ciudad. Pisando con delicadeza
los pisos que bordean la pileta, conversando sobre diversos temas, comentamos algunos
proyectos, sobre todo en investigación. Así surge la publicación de Maestros
Ejemplares, una preciosa antología, que trata de 17 Maestros Ejemplares del
Perú, elaborado con la colaboración de Julio Yovera, Carlos Rojas Galarza y
Percy Julián. Esta publicación culmina con un texto dedicado al SUTEP. El que editado
e impreso en tamaño especial, con un fino cuidado del equipo de Imagen de la
DM, se entregó a los maestros en su día jubilar, el 06 de julio del 2013, luego
de la misa celebrada por el Padre Juan Dumont, en la Iglesia La Recoleta. Posteriormente
llegó a muchas regiones del país con una muy buena acogida por parte de los
maestros del país y se convirtió en un buen regalo para el maestro, junto con el
poemario de Vallejo. Recuerdo el tumultuó que se armó pensando que no iba
alcanzar para todos. En el exterior de la Iglesia nos encontramos con tallán,
quién al verme, hizo un sheck con el pulgar mayor, seguido de un buen abrazo por
nuestro día. Una vez más hicimos Docencia con la velocidad de los que imponen
el tiempo en la imprenta, justo para un día jubilar.
Siendo lo que escribo, un texto casi
testimonial, aclaro que Maestros Ejemplares fue solo una antesala de un
proyecto mayor que nos propusimos hacer en la plaza santiaguina. El objetivo
fue recoger y sistematizar los aportes pedagógicos de peruanos paradigmas, como
una especie de antología. Aquella vez, caminando en serena conversación y
reflexión elegimos a los posibles involucrados en la investigación, que
pertenezcan a la familia Magisterial. Yo propuse muchos nombres que venía
considerando un tiempo atrás, y él propuso otros. Por fin decidimos por los
imprescindibles y luego los colaboradores.
Llegando a Lima teníamos que iniciar la
gesta del proyecto, algunos de la partida no concluyeron, por las prioridades
de su salud y otros temas. No entro a detalles, pero el maestro Carlos Rojas,
con apretada síntesis de la vida de Julio en el día de las exequias en los
Jardines de La Paz, comentó sobre el gran aporte del maestro en el proyecto,
que confío pronto saldrá en dos hermosos tomos. Publicarla es un acto de
reconocimiento al trabajo en equipo que tanta falta hace en el Perú, lo
contrario no motiva y ni valora el esfuerzo.
En este trabajo que generó reuniones
interminables, siempre vi en la participación de Julio, a un maestro con ideas
frescas y significativas. Siempre reflejó con entusiasmo sus descubrimientos
sobre la labor fecunda en aras de una buena educación y la necesidad de grandes
transformaciones de José Carlos Mariategui, Cesar Vallejo, José María Arguedas,
Walter Peñaloza, Teresa Gonzales de Fanning, Elvira García, Crisólogo Arce,
Emilio Barrantes, Francisco Izquierdo, José Antonio Encinas, Alejandro Destua,
Mario Florian, Horacio Zeballos, Manuel Vicente Villaran y Germán Caro Rios, y
no se trató de analizar desde un pensamiento unívoco, sino, desde la
perspectiva Plural y la diversidad, como lo es nuestra patria, recogiendo su
aporte y originalidad. Durante el trabajo, su puntualidad estaba a toda prueba,
su paciencia era de cual orfebre construyendo un trabajo de arte, su sueño fue
ver cristalizado el proyecto, eran su gran deseo, claro, es su obra póstuma.
Pasan los días, recuerdo a ese hombre
sentado en la cama del Hospital, acometiendo cual una flecha filuda cuando nos
decía con seguridad, "yo saldré pronto de esta situación, voy a tener
paciencia y ustedes también, los médicos me han dicho que están haciendo los
análisis respectivos, pero no se preocupen, que yo me siento bien atendido aquí
y Tenemos que seguir con nuestros proyectos", su réplica con una mirada
fija a nuestros ojos fue un desafío.

Todo corre en la vida, nada se
detiene. Llega a mis manos Río Blanco, Crónicas y Canto, publicada el 2008 por
el Editorial San Marcos. En ese texto, el buen amigo Julio, escribe una
dedicatoria "homenaje a la lucha de los pueblos andinos del norte del
Perú, que defienden el medio ambiente y su derecho a la vida como una
persistencia y un coraje dignos de ser cantados", y en clara demostración
que su vida estuvo lleno de compromisos con los suyos y con los nuestros, en la
página 59 encuentro este verso de ruego "Padre nuestro, recibe nuestra
ofrenda: la palabra renovada hecha amor. La gratitud inmensa hecha compromiso.
La vocación de defender la vida. La convicción de desterrar la muerte." Y
así, lentamente fue discurriendo por el sendero de la vida, para luego de
tantas vueltas y recorridos, su cuerpo hecho cual rio llegue al mar, lugar
donde todo se vuelve vida, donde todo se vuelve eterno.
A muerto un hombre, ese hombre
seguirá vivo para siempre. Como no recodar a Rubén Darío cuando nos dice:
"Juventud, divino tesoro,
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro ...
y a veces lloro sin querer ..."
El camino con pensamientos juvenil de
Julio no se agota, ahí va, en las voces radiantes y juveniles de sus amigos, de
sus pupilos, de sus camaradas. Es que él no fue de los que andan solos, es de
los que aprendió a volar en una sola dirección pero con su organización.
Al decir de Danilo Sanches Lihon en
la contratapa de Río Blanco, "Julio Yovera, el autor de este libro, es un
tallán y por serlo de manera inequívoca es un chamán; por la actitud natural,
misteriosa y mística, quien deambula cotidiano y seguro sobre los misterios del
ser; el que conoce los pasos de los dioses en las hojas de otoño cuando ellos
pasaron por allí en primavera y conoce también al Cristo Cautivo, que sufre
porque su pueblo está amenazado"
Con la alegría de haber sido amigo,
digo que Julio era también un hombre jovial, común y corriente como todos, de
buen vivir. Cierto, dicen no hay muerto malo; pero Julio es de otra onda, no
necesitó partir para ser lo que es. La cena con ocasión del cumpleaños de Lucy
Martínez y la víspera del cumpleaños de él, entre el 12 y 13 de diciembre fue
inolvidable. Más adelante, almorzamos en un hotel conocido de San Isidro,
estuvimos 4 y nos extendimos como hasta las 4 de la tarde en una charla amena
sobre la organización, la situación del país, las investigaciones. Luego
pasamos a otro espacio más coloquial, donde como nunca tomamos dos latitas de
cerveza cusqueña cada uno entre él, Carlos y Yo.
Saluuu por la vida habíamos
repetido varias veces, y ahí hubo un encargo de él. Mi amigo Carlos tiene
la tarea.
Después de esa inolvidable tarde,
pasaron unos días, me llamó como a las 4 de la tarde y conversamos mucho, me
pidió para conversar con Carlos de un tema que él ya había hecho. Como a los 17
minutos de la charla, siento un vacío en la línea telefónica, le digo profe, ¿se
siente mal? ¿Pasó algo? !Tranquilo por favor! Luego del silencio de unos 5 a 6
segundo me contesta y dice, que solo sintió un pequeño dolor en el pecho, pero
que le iba pasar. Es que unos días atrás estuvo un poco delicado. Al día
siguiente de esa conversación, me llama Carlos para decirme que nuestro amigo
estaba internado en un hospital de la carretera central.
Desde esa cerveza brindada por la
vida, solo tuvimos la ocasión de vernos en el hospital, aferrado él a la vida
dispuesto para luchar.
Así sea buen maestro.
Lima, 11 de abril del 2017
Bibliografía:
- Obra Poética de Ruben Darío. Managua 2011. Ed. HISPAMER S.A.
- Homenaje de los Maestros peruanos a Cesar Vallejo
(1892-1938) Poeta Universal. Lima 2013. Derrama Magisterial
- Maestros Ejemplares - Lima 2013. Derrama Magjsterial.
- JESUALDO, S. Vida de un Maestro. Montevideo 2005. Ediciones TRILCE.
- YOVERA, J. La Docencia Matinal de Mariategui. Lima 2013. Derrama
Magisterial.
- YOVERA, J. Vivir no es respirar, es Obrar. Una visión de la poesía
de Horacio Zeballos Gámez. Lima 2012. Ediciones Nuevo Curso.
- YOVERA, J. Testimonios para Micaela. Trujillo 2013. Ed. Casa
Nuestra.
- YOVERA, J. Río Blanco, Crónica y Canto. Lima 2008. Ed. San
Marcos.